José y su familia vivieron en Egipto. Ellos tuvieron hijos, y sus hijos tuvieron hijos y sus familias crecieron y crecieron, tal como Dios le prometió a Abraham, Isaac y Jacob. Pronto había tantos miembros de su familia que los egipcios comenzaron a preocuparse y a pensar que se iban a apoderar de su tierra, por lo tanto comenzaron a tratarlos muy mal y a convertirlos en esclavos. La gente comenzó a clamar a Dios por ayuda y Dios escuchó sus oraciones, al igual que escucha las nuestras. ¿Recuerdas la promesa que Dios les dio a Abraham, Isaac y Jacob al decirles que sus descendientes serían tan numerosos como las estrellas y que algún día vivirían en su propia tierra? ¡Dios decidió que ese era el momento! Él abriría el camino para que la familia israelita abandonara Egipto y comenzara un viaje muy largo hacia su propia tierra prometida. Dios usó a un hombre llamado Moisés para sacar a su pueblo de Egipto, cruzando el Mar Rojo como tierra seca, guiándolos en su camino con una columna de nube durante el día y una columna de fuego en la noche. Además los alimentó con una comida especial llamada maná, que caía del cielo todos los días para que no pasaran hambre en el desierto. Dios hizo todo para mostrarle a su pueblo que los amaba y los cuidaría, siempre y cuando escucharan sus mandamientos. Sin embargo, al igual que en el jardín, la gente dejó de confiar en Dios. Ellos se quejaron, construyeron dioses falsos de oro para intentar conseguir lo que querían y no confiaban en el plan de Dios para ellos. Dios quería que Su pueblo, los que pertenecían a esa familia especial, los que Él había elegido, salvado y protegido, vivieran de una manera diferente. Por esta razón les dio reglas para vivir una vida santa llamadas: Los Diez Mandamientos. ¡Pero ellos ni siquiera podían seguir estas 10 reglas! Nada de esto sorprendió a Dios, no podemos sorprender a Dios porque Él lo sabe TODO. Dios sabía que la gente se equivocaría, quería que se dieran cuenta de que no podían vivir una vida santa sin Su ayuda. Nosotros no podemos vivir una vida santa y perfecta por nuestra cuenta. ¡Nos equivocamos todos los días!, pero Dios tenía un plan. Un día enviaría un bebé especial a nacer de esta familia elegida; ese bebé, el único Hijo de Dios, crecería para vivir una vida perfecta y santa. El hijo de Dios, Jesús, nos invitaría a todos a ser parte de esa vida con Él.
CONVERSEMOS
1 – ¿Por qué crees que a las personas se les hacía difícil confiar en que Dios cuidaría de ellos?
2 – ¿Cuáles son algunas maneras en las que Dios cuida de tu familia como cuidó de los israelitas?
OREMOS
Querido Dios, Tú eres el Dios que provee. Tú nos das lo que necesitamos y nos guías por el camino correcto. Entregaste a Tu Hijo para que hiciera un camino para que nosotros pudiéramos vivir contigo para siempre. Jesús estamos tan agradecidos por Ti, por Tu vida, y porque te entregaste por nosotros. Te amamos. En el nombre de Jesús oramos, amén.
- Éxodo 19:3-8 | (Leer)
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