¿Recuerdas cómo el pueblo de Israel le rogó a Dios por un rey y Dios les dio lo que querían aún sabiendo que no funcionaría? Bueno, Dios no se equivocó. Hubo algunos reyes buenos como David, pero otros muy, muy malos. Aun con reyes buenos o malos, el pueblo continuaba lejos de Dios, haciendo lo que quería, en lugar de obedecerle. Dios quería hablar con Su pueblo sobre este gran problema y decirles qué estaban haciendo mal y cómo podrían mejorarlo. Por eso envió mensajeros especiales llamados profetas. El trabajo de los profetas era escuchar el mensaje de Dios y luego compartirlo con el rey y con el pueblo. A las personas no siempre les agradaban los profetas porque sentían que todo el tiempo estaban metidos en problemas. Probablemente tampoco te guste que alguien te diga lo que estás haciendo mal. Sin embargo los profetas no solo traían malas noticias, también hablaban sobre cosas buenas que Dios haría en el futuro. Uno de esos profetas se llamaba Isaías, su nombre significaba: “Dios al rescate”. Dios le contó a Isaías sobre Su plan de rescate a la humanidad, ese que había estado preparando desde el principio. Con los mensajes de Isaías, Dios comenzó a contarle al pueblo acerca de Su único hijo, el que enviaría para salvar al mundo. A través de Isaías, Dios le dijo al pueblo que nacería un bebé el cual se llamaría: Consejero, Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. También les dijo que ocuparía el trono del reino de David, recordando así la promesa que le hizo a éste, porque Dios siempre cumple Sus promesas. Además Dios anunció el lugar donde Jesús llevaría a cabo Su ministerio, cómo nacería en la tierra y el tipo de muerte que tendría. A través de las palabras de Isaías, Dios le dijo a la gente que enviaría a Su Hijo y que sería llamado Emanuel, que significa “Dios con nosotros”. Isaías y otros profetas compartieron los mensajes que Dios les dio pero un día llegó el silencio. Durante 400 años no hubo profetas ni mensajes de Dios, nada, la gente no sabía lo que estaba pasando. A veces la vida puede sentirse así…como si Dios no estuviera en ninguna parte. Sin embargo, en medio de ese silecio, Dios estaba obrando. Al final de esos 400 años Dios revelaría Su plan para salvar al mundo entero.
CONVERSEMOS
1 – ¿De qué formas Dios nos habla hoy? ¿Qué podemos hacer para escucharle?
2 – ¿En algún momento has sentido que Dios no está contigo? ¿Qué podemos hacer cuando nos sentimos así?
OREMOS
Querido Dios, Tú eres poderoso y siempre estás presente. Gracias porque siempre estás obrando a nuestro favor aunque en ocasiones nosotros no lo veamos. Ayúdanos a confiar en Ti, aún en los momentos cuando no te sentimos. Sabemos que Tú nos guardas, te creemos y te amamos, en el nombre de Jesús, amén.
- Isaías 9:2-7 | (Leer)
Comentarios