Reconocer que es Su Reino, y no el nuestro
Si realmente has decidido seguir a Cristo, el fin último de todo lo que hacemos es que el Reino de Dios sea establecido en cada área de nuestras vidas. Esto es una gran verdad y debería convertirse en verdad en cada creyente. En la oración que conocemos como el “Padre Nuestro”, el Señor Jesús nos enseñó a orar así:
“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.” Mateo 6:10 (RVC)
Reconociendo este principio en las palabras de Jesús, nuestra oración debe ser así:
- “Venga Tu Reino a mi vida y mi familia”
- “Venga Tu Reino a mi salud”
- “Venga Tu Reino a mis estudios, trabajo, profesión, economía”
- “Venga Tu Reino a mi servicio… y que se haga Tu Voluntad”
Y si ya llevas tiempo caminando con Jesús ¡Qué bien nos hace al iniciar un nuevo año, recordar por qué y para qué es todo lo que hacemos!
Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:36
En esto es importante pensar que… Si lo que estás haciendo, no le da gloria a Dios = ¿Para qué lo estás haciendo? en cambio, si lo que estás haciendo, sí le da gloria al Señor ¡No pares! Seguí avanzando.
Hacer Planes, y permitir que el Señor dirija nuestros pasos
Al hombre le toca hacer planes, y al Señor dirigir sus pasos. Proverbios 16:9 (DHH-LA)
A muchos les gustaría que el versículo estuviera al revés: “A Dios le toca hacer planes, y al hombre dirigir sus pasos.” En otras palabras: “Que Dios haga sus planes. Total, yo después hago lo que quiero” Otros preferirían que dijera: “A Dios le toca hacer planes y también dirigir nuestros pasos” Y están toda la vida esperando, que Dios les muestre sus planes para empezar a caminar.
¡Pero no! lo que dice la Palabra es que nuestra responsabilidad es hacer planes (no los va a hacer Dios) una vez que reconocemos que todo es de Él, por Él y para Él, nuestra responsabilidad es administrar todo lo que Dios nos ha dado (vida, familia, salud, tiempo, recursos, talentos…), y avanzar en cada una de estas áreas. Y para eso necesitamos hacer planes.
¿Qué planes tenés para tu vida en este año?
¿Qué planes tenés para tu familia? (trabajo/profesión, estudios, retiro/jubilación?
¿Tenés planes para todo esto?
Dios espera que los tengas. Y en la medida que empieces a caminar con Él, Dios va a dirigir tus pasos. Porque Dios no puede dirigirte, si todavía no estás en movimiento.
Un paso a la vez
Sería muy fácil pensar que Dios fuera como un GPS: ¿Cómo funcionaría?
Vos programas a dónde querés llegar. Desde donde estás, el GPS te dice exactamente el camino a tomar, por dónde ir, a dónde doblar, cuánto vas a tardar… Hasta te ofrece varias opciones, según vos quieras llegar más rápido, o disfrutar el paisaje.
Pero Dios no trabaja así.
El Señor no te muestra todo el recorrido, sino que te va guiando paso a paso. Un ejemplo de esto es el de: Samuel y David.
Y el Señor dijo a Samuel: “¿Hasta cuánto te lamentarás por Saúl, después que yo lo he desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ve a la casa de Isaí, en Belén, porque de entre sus hijos he escogido un rey para mí.” 1 Samuel 16:1 (LBLA)
Samuel fue el último Juez de Israel. Por pedido del pueblo ungió al primer rey: Saúl. Pero Saúl hizo lo malo delante del Señor. Desobedeció varias veces, y no se arrepintió. Por eso Dios lo desechó… y eso le produjo tristeza y dolor a Samuel.
Quizás te estás preguntando:
“¿Por qué Dios permitió este traspié, esta prueba, esta parada en mi camino?” “¿No será esto una pérdida de tiempo?” Para Dios es tan importante que llegues a destino, que cómo avanzas por el camino. En el proceso, mientras caminamos con Él, nos sigue transformando a la imagen de Jesucristo. Isaí tenía varios hijos: Altos, fornidos, guerreros. Cuando Samuel vio a Eliab, el hijo mayor, pensó que ese era el que Dios había elegido.
Pero el Señor le dijo: «No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón.» 1º Samuel 16:7 (RVC)
Samuel hizo pasar uno por uno a los hijos de Isaí, para ver cuál era el que Dios había elegido. Y cuando pasaron 7 hijos, le preguntó: “¿Son todos tus hijos?” – “Falta el menor, que está cuidando a las ovejas” (quizá habría pensado su padre, no es guerrero, ni siquiera es tan fornido y musculoso como mis otros 7, es solo un pastor de ovejas) pero, cuando llegó el joven David, Dios le dijo: “Éste es mi elegido. Levántate y conságralo”.
¿No habría sido más fácil, y más rápido, que Dios le dijera a Samuel “Anda a la casa de Isaí, y ungí a su hijo menor que se llama David”?
Pero Dios tenía preparada una importante lección para Samuel: Dios no mira las apariencias (algo que nosotros le damos tanto valor), sino que mira el corazón. Y hasta que no pasaron todos los hijos (todas las opciones) Samuel no supo cuál era la que Dios había elegido. Ante las grandes preguntas de la vida, cuando debamos elegir entre varias opciones, en la Palabra de Dios encontraremos las respuestas, y la guía para decidir bien.
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105
La Palabra de Dios es una lámpara que te ayuda a ver dónde estás parado. Es una luz que te muestra hacia dónde tenés que ir. Además, cuando caminamos con el Señor, avanzamos un paso a la vez. No esperes que Dios te revele el paso 2, si todavía no diste el paso 1. En el camino aprenderemos a depender más del Señor, y a obedecerle. La revelación de Dios será mayor en tu vida, mientras mayor sea tu dependencia y obediencia a Él.
¿Por qué el Señor te mostraría cuáles son los próximos pasos, si todavía no diste el último que te pidió dar?
Pasos de Fe
Si estás caminando con Jesús, los pasos que darás únicamente podrás hacerlos con la guía y respaldo del Señor y para eso hace falta FE.
Y Jesús le dijo: «Ven.» Entonces Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas en dirección a Jesús. 30 Pero al sentir la fuerza del viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: «¡Señor, sálvame!» 31 Al momento, Jesús extendió la mano y, mientras lo sostenía, le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Mateo 14:29–31 (RVC)
Veamos esto, mientras Pedro mantuvo su mirada y su confianza en Jesús caminó sobre las aguas. Pero cuando quitó su mirada de Jesús, para ponerla en la tormenta y las olas se hundió. Si estás caminando con Jesús, tenés que dar pasos de fe.
Meditá unos segundos en estas preguntas:
¿Por qué tengo que estar siempre avanzando en el Reino de Dios? ¿Acaso no me puedo tomar un descanso, de vez en cuando? ¿Qué pasa si hago una pausa, y disfruto un poco más de la vida?
En el Reino de Dios si no avanzas, vas a retroceder
No tengo buenas historias para contarte de personas que dijeron: “Me voy a tomar un tiempo” en su caminar con el Señor.
He escuchado muchas frases como: “Necesito un tiempo”. “Lo voy a pensar” “Me voy a tomar un año sabático.” incluso algunos más espirituales: “El Señor me está llamando a otra cosa.” ¡Cuidado! Está bien que descanses. Las vacaciones son buenas y necesarias. A veces necesitamos hacer una pausa para sanar nuestras heridas. Pero siempre para ser renovados y fortalecidos en el Señor y retomar fuerzas para seguir avanzando.
En nuestra iglesia, los Líderes y Colaboradores saben muy bien que: Su compromiso con el Señor en un ministerio (área de servicio) es por un año. Si al terminar el año renuevan su compromiso por un año más ¡Gloria a Dios! Pero si deciden no hacerlo, a todos ellos les decimos: El Reino de Dios es dinámico. Hay etapas que terminan, para dar inicio a otras nuevas que comienzan.
Pero siempre avanzando hacia la meta (para ser como Jesús). Cuando como hijos de Dios te das cuenta que estás avanzando hacia esa meta se cumple esta promesa:
“La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4:18
Porque, cuando caminamos con el Señor, Él va disipando las tinieblas y oscuridad de nuestras vidas, para que la gloria de Dios brille cada vez con mayor intensidad. Así tiene que ser en tu vida: Que la luz de Cristo crezca, y que tus sombras desaparezcan. Por eso en el caminar con el Señor no damos pasos al costado, mucho menos para atrás. ¡Siempre hacia adelante!
Algunas recomendaciones si eres el primer lector
- Te invito a experimentar un diálogo con Dios, hablale como un hijo(a), no desistas tu oración e incluye “que sea tu voluntad” dentro de tus palabras. Él estará feliz de escucharte.
- Empieza a leer ¡la Bíblia! Es una oportunidad para conocer y escuchar la voz de Dios. Puedes empezar por los evangelios que están en el Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas y Juan)
- Busca un lugar donde aprender más de Dios, busca una iglesia donde asistir. Si no tienes un lugar, te invitamos a Chubut 605, B/Providencia, Córdoba-Arg. O bien, si lees desde otra ciudad o país te invitamos a ver en vivo nuestras reuniones. ¡Tenemos muchos recursos para ti, ingresa a nuestra Comunidad!
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