1. Ocupándonos no preocupándonos
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Filipenses 4:6
La tristeza y la alegría se reflejan en la cara. Proverbios 15:13
En muchas ocasiones estamos preocupados porque no oramos. Preferimos “arreglar las situaciones por nuestra propia cuenta”.
El Señor nos anima a acudir a Él en todo tiempo, que no nos preocupemos.
A la alegría tenemos que cultivarla de manera intencional, sino corremos el riesgo de ser dominados por la tristeza, la ira y el miedo que nos quitan el aliento, estas nos paralizan, nos quitan el sueño e incluso nos pueden generar estrés. Provocan que no podamos ver esperanza y solución, de a poco nos va sumergiendo a un pozo más profundo y oscuro.
Cuando estamos alegres nuestro cuerpo, mente y salud se benefician, la alegría nos ayuda a reducir el estrés, nos genera bienestar y nos ayuda a recuperarnos rápidamente de las malas noticias.
2. Siendo agradecidos
¿Cómo actuamos cuando estamos en escases? ¿Con tristeza, con miedo o con ira?
Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son. 1 Tesalonicenses 5:18
El apóstol Pablo nos habla del CONTENTAMIENTO. ¿Qué es el contentamiento? Es estar contentos por lo que tenemos. Contentarse: Darse por satisfecho.
Es cierto, que Dios es un Dios de abundancia, y los tiempos de escases deben ser temporales, pero mas bien se trata de como enfrentamos ese tiempo de escases. Quizá como no dejamos de quejarnos y no terminamos de aprender a estar contentos con lo que tenemos, es por eso que Dios no nos saca hacia la abundancia.
No es que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar contento con lo que tengo. 12 Sé vivir con casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. 13 Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo, quien me da las fuerzas. Filipenses 4:11-13 NTV
Pablo aprendió a estar contento, a llevar su mente a ese estado. Aprendió el secreto de vivir en cualquier situación porque puso su confianza no en una situación sino en CRISTO. El secreto de vivir con alegría es ser AGRADECIDO.
Una buena forma de comenzar cada día es practicando la gratitud. Nos concentremos en los detalles, en lo diario; esto nos ayuda a centrarnos en lo que tenemos y en lo que Dios nos ha dado, y no en los problemas y lo que nos falta.
3. Compartiendo alegría con otros
Esten siempre contentos. 1 Tesalonicenses 5:16
¡Sonríe! cuando te levantes, sonríe y muestra tu cara más alegre a la persona que primero veas, aunque seas vos mismo, sin importar lo que depare el día. Hay personas que no se ríen ni que les hagan cosquillas, son amargadas y mantienen una cara dura y arrugada. Sonríe más, la sonrisa es un regalo de Dios.
Alégrate con otros, cuando compartas con otras personas dedícales tiempo, atención, escúchalas y obsérvalas.
Alimentar las relaciones personales libera oxitocina, un neurotransmisor que ayuda a reducir el estrés. Disfrutemos del tiempo que se comparte en familia y poder reírnos juntos, también disfrutando de las reuniones del Grupo de Vida, el poder compartir, escucharnos, ver lo que Dios está haciendo en los demás nos producirá más alegría en nuestra vida y la contagiaremos.
La alegría es una característica de los hijos de Dios. Esa alegría la produce Cristo en nosotros, el es la fuente de nuestra alegría. Si tenemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador tenemos alegría.
Si tú no me hubieras ayudado, muy pronto habría perdido la vida; pero te llamé al sentir que me caía, y tú, con mucho amor, me sostuviste. En medio de mis angustias y grandes preocupaciones, tú me diste consuelo y alegría. Salmos 94:17-19 TLA
Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. 1 Timoteo 6:6-8 NTV
Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos; no permitamos que lo que nos rodea nos quite la alegría.
Algunas recomendaciones si eres el primer lector
- Te invito a experimentar un diálogo con Dios, hablale como un hijo(a), no desistas tu oración e incluye “que sea tu voluntad” dentro de tus palabras. Él estará feliz de escucharte.
- Empieza a leer ¡la Bíblia! Es una oportunidad para conocer y escuchar la voz de Dios. Puedes empezar por los evangelios que están en el Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas y Juan)
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