LOS PORMENORES QUE LA IGLESIA DEBE TENER EN CUENTA
Hablando de iglesia, todo desafío se presenta al momento de emprender una jornada. Una jornada empieza cuando comunicamos claramente una visión tan grande, que muchos quieren ser parte de ella.
Los desafíos son parte del crecimiento sano. Es importante interiorizar esto no solo para prepararnos para los cambios, sino también para liderarlos y guiar a la iglesia en el proceso. El desafío inicial será establecer el verdadero propósito por el cual se desea introducir el sistema de los grupos pequeños dentro de la iglesia. Ningún sistema es imprescindible más allá de la visión de la iglesia. Las iglesias avanzarán hacia la visión que éstas poseen, ya que sin visión no hay ruta, y sin ruta, los sistemas son simplemente herramientas sin propósito.
La iglesia, al tener una visión y comunicarla de manera clara, hace que todos sean parte de ella y que la establezcan en las actividades que realizan.
Los grupos pequeños se establecen con un propósito dentro de la visión general de la iglesia. No obedecen a la visión particular de algún miembro, sino que cada grupo sabe que forma parte de algo mucho más grande que la tarea que le toca. Se trata de una relación de confianza entre la iglesia y sus miembros, por ello los grupos pequeños son tan variados como nosotros. Sus líderes usan sus dones y pasiones para formar grupos que permitan que otros se unan a ellos para servir a Dios.
Los grupos pequeños tienen el propósito de generar espacios donde las personas puedan encontrar libertad, expresar abiertamente sus miedos y celebraciones del día a día, hacer amigos y, por ende, refrescar su relación con Jesús.
Los grupos pequeños invitan a cada miembro a ser parte de la gran visión de la iglesia. Son generadores de oportunidades para que las personas puedan encontrar su siguiente paso en su relación con Dios; por lo tanto, el líder no es «dueño» de los participantes del grupo pequeño, tampoco es su pastor, mucho menos su consejero.
Los grupos pequeños no son oportunidades de competencia, ni apuntan al crecimiento desenfrenado en membresía, sino a una comunidad sana y libre. Por lo tanto, el líder es un facilitador de que las personas amen a Dios y a su iglesia. Cada líder tiene el honor de guiar a las personas en ello durante la temporada que estarán juntos. Imagine que todos tengan a alguien a quien acudir cuando estén desanimados, alguien con quien orar cuando estén con dudas, y alguien con quien puedan aprender a conocer mejor a Dios.
Imagine una comunidad de gente amorosa, que note la ausencia de alguien, que se anime a ser mejor y a compartir su fe con los demás. Los grupos pequeños apuntan a que todos dentro de la iglesia tengan la oportunidad de establecer amistad con alguien, ya que es común sentirse solo entre la multitud. Los grupos pequeños son puertas abiertas a la vida familiar de la iglesia. Son la manera más efectiva de establecer relaciones y plantar miembros permanentes en la iglesia. Allí experimentan el amor y la fortaleza de nuestra comunidad, porque se mantienen conectados.
Los grupos pequeños son muy importantes para la función del cuidado de la iglesia. Proveen ese toque personal que las personas necesitan, especialmente durante momentos difíciles.
El líder tiene toda esa oportunidad de servicio mien tras dure la temporada establecida por la iglesia. Es decir, terminada la temporada, los grupos son renovados en diferentes aspectos y eso incluye a sus participantes.
El líder debe conocer de manera clara el porqué de los grupos pequeños, la visión de la iglesia y alinearse a ella. Desde esa premisa el líder que desea iniciar un grupo pequeño tiene las siguientes responsabilidades:
Los grupos pequeños
tienen el propósito de
generar espacios donde
las personas puedan
encontrar libertad,
expresar abiertamente
sus miedos y celebraciones
del día a día, hacer amigos
y, por ende, refrescar su
relación con Jesús.
RECLUTAR: Comienza con personas que ya estén en tu círculo de influencia (compañeros de trabajo, amigos, vecinos). Identifica personas a tu alrededor que sean nuevas en la iglesia, recién convertidas o personas que han mostrado interés en involucrarse más en esta área. Busca personas a quienes puedas ayudar a desarrollar su potencial. Pídele a Dios que te envíe personas que no has identificado.
ESTABLECER UN LUGAR: Le pedimos a todos los grupos pequeños que se reúnan fuera de la iglesia, ya que es la única manera de generar más espacios para más personas. Si no puedes hacer las reuniones en tu casa, busca algún anfitrión (puede ser la casa de uno de los participantes del grupo). Otras posibilidades pueden ser cafés, parques, restaurantes, etc.
PREPARAR LAS REUNIONES DE GRUPOS PEQUEÑOS: Invita a personas a tu grupo. Envía un email o llámalos un día antes de la reunión como un recordatorio. Prepara etiquetas con nombres para quienes hayan llamado o enviado email de confirmación. Ten comida o aperitivos listos. Crea un ambiente agradable.
ESTABLECER LA DINÁMICA DEL GRUPO: Evita ser el único que habla. Una buena manera de guiarse es la regla del «70-30». Aproximadamente 70% de lo que se hable debería venir de los participantes y el 30% del líder.
MANTENER LA DISCUSIÓN: Sutilmente guía la conversación de regreso al tema cuando alguien se vaya por otro lado. Cuando se den temas delicados o preguntas difíciles en tu grupo, puedes hablar con la persona después de la reunión y, según la complejidad de cada caso, puedes guiarlo a espacios de consejería con algún líder o pastor de la iglesia. Los hombres deben ministrar a hombres y las mujeres a mujeres.
Manejar la conversación de manera que todos puedan participar: Recuerda que es muy probable que no todos entiendan frases que para nosotros podrían ser muy conocidas. (Por ejemplo: guerra espiritual, lavados por la sangre, etc.) El objetivo principal es crear un ambiente donde las personas se sientan queridas y aceptadas.
El mensaje de su reunión debe ser personal y positivo: Llámeles por su nombre mientras habla y ora con ellos. Sea intencional, amigable y acogedor. Replantee cada situación convirtiendo lo negativo en positivo. No critique ni juzgue a los demás, incluso a aquellos que están equivocados. Deje que el perdón sea lo principal de la reunión.
La naturaleza de su reunión debe ser esperanzadora y práctica: Anímelos a pesar de las circunstancias que enfrentan.
Sea un oyente activo: Promueva la conversación usando preguntas abiertas.
Sea intencional y atractivo: Evite distracciones como teléfonos celulares o reuniones en áreas de alto tráfico. Tenga en cuenta su comunicación no verbal (lenguaje corporal, lenguaje facial, expresiones, etc.)
Recuerde que guiar a las personas a su siguiente paso es muy importante, cada uno tiene un siguiente paso quedar, por ejemplo: nacer de nuevo, asistir a la iglesia, empezar a servir como voluntario de la iglesia, bautizarse, empezar un plan de lectura de la Biblia, liderar un grupo pequeño la próxima temporada, etc. ¡Estoy seguro de que en este momento todos podemos reconocer nuestro siguiente paso, es por eso que los grupos pequeños funcionan!
Recuerde, todo empieza con una visión tan atractiva que invita a muchos a correr en un mismo sentir.
Los pormenores importan porque se trata de personas. Cualquiera fuese la dinámica del grupo pequeño, siempre generemos tiempo para que las personas identifiquen y compartan su corazón, eso es encontrar libertad.
¿Te gustó este Blog? Dejá un comentario
sobre lo que más te llamó la atención.
Tomado con licencia de la revista LIDER 625, edición 17, “Grupos pequeños que logran grandes resultados” Pag. 32-33.
Créditos ph: Imagen de freepik
Comentarios
Muy bueno el artículo. Refleja de una manera práctica y fresca cómo debe funcionar un Grupo de Vida, para que sea una experiencia transformadora en la cual todos sus integrantes sean protagonistas. ¡Muchas gracias!