Uno de los reyes de Israel fue un hombre llamado Salomón. Él era hijo de David, quién es bien conocido en la Biblia. Cuando el Rey David murió, 1 Reyes 2:12 dice, “Salomón lo sucedió y se sentó en el trono de David, su padre, y su reino se estableció firmemente.”
El Rey Salomón tenía cierta reputación—en parte buena y otra no tanto. La buena era que amaba y alababa a Dios. La no tan buena era que todavía adoraba dioses falsos y tuvo 700 esposas y concubinas. Pero, a pesar de sus imperfecciones, hizo algo tan memorable que se ganó el título del hombre más sabio.
En 1 Reyes 3, vemos la historia del Rey Salomón y de un sueño que tuvo. En ese sueño, el Señor se apareció y le preguntó, “¿Qué es lo que quieres? ¡Pídemelo, y yo te lo daré!” (1 Reyes 3:5 NLT)
El Dios del universo le preguntó a Salomón qué era lo que él quería, y claramente, él podía responder de varias maneras. Pero su respuesta no fue para nada común. Comenzó alabando a Dios y honrándolo. Luego, hizo un sorpresivo pedido en 1 Reyes 3:7-9:
“Ahora pues, Señor mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre, David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una nación tan grande y numerosa que no se puede contar! Dame un corazón comprensivo para que pueda gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal…”
En el corazón de Salomón estaba el deseo de liderar a su país, pero él sabía que para hacerlo efectivamente necesitaría la sabiduría de Dios. Dios estaba encantado con la respuesta de Salomón ya que él podía haber pedido muchas cosas, como poder, dinero, o fama. Pero, no lo hizo. Por esto, Dios no sólo le otorgó sabiduría, tanta como nunca antes nadie había tenido, también le otorgó fama y riquezas. ¿Lo habrías imaginado?
Esta historia es un gran ejemplo de cuán necesaria y valioso es la sabiduría. Un rey que gobernaba una nación entera podía haber pedido a Dios lo que sea, y lo único que eligió fue sabiduría. Él vio que la sabiduría no sólo enriquecería su vida, también la vida de sus seguidores. En un mundo donde el bien y el mal parecen mezclarse, caminar en la sabiduría de Dios nos ayudará a tomar decisiones que nos sostendrán y protegerán.
Piensa en tu vida y en lo que consideras importante. ¿Serán los placeres terrenales, o tener sabiduría divina para así poder vivir una vida victoriosa acá en la Tierra? Sólo se honesto con Dios, y si no ves el valor de tener sabiduría en tu vida, pídele que te revele Su verdad.
Lectura Bíblica
El rey Salomón se casó con la hija del faraón, rey de Egipto, y quedó emparentado con él. Luego llevó a su esposa a la ciudad de David mientras terminaban de construir su palacio, el templo del Señor y las murallas de Jerusalén. En esos tiempos el pueblo ofrecía sus sacrificios al Señor en los altares que estaban en lo alto de los montes, porque aún no se había construido un templo para el Señor. Salomón amaba al Señor y cumplía los estatutos ordenados por su padre David, pero también ofrecía sacrificios y quemaba incienso al Señor, en los altares de los montes. Salomón acostumbraba ofrecer sus sacrificios en Gabaón, porque era el altar principal, y allí ofrecía mil holocaustos. Pero una noche en que Salomón dormía en Gabaón, el Señor se le apareció en sueños y le dijo: «Pídeme lo que quieras que yo te conceda.» Entonces Salomón dijo: «Tu misericordia siempre acompañó a tu siervo, mi padre David, porque se condujo delante de ti con sinceridad, y fue un hombre justo y te entregó su corazón. Tú has sido misericordioso con él porque le has concedido que un hijo ocupe su trono, como hoy podemos verlo. Ahora, Señor y Dios mío, tú me has puesto en el trono que ocupó mi padre David. Reconozco que soy muy joven, y que muchas veces no sé qué hacer. Este siervo tuyo se halla en medio del pueblo que tú escogiste, y que es tan numeroso que es imposible contarlo. Yo te pido que me des un corazón con mucho entendimiento para gobernar a tu pueblo y para discernir entre lo bueno y lo malo. Porque ¿Quién es capaz de gobernar a este pueblo tan grande?» Al Señor le agradó la petición de Salomón. Entonces le dijo: «Puesto que me has pedido esto, y no una larga vida ni muchas riquezas, ni tampoco pediste vengarte de tus enemigos, sino que pediste inteligencia para saber escuchar, voy a hacer lo que me has pedido. Voy a darte un corazón sabio y sensible, como nadie lo ha tenido antes ni lo tendrá después de ti. Además, voy a darte las cosas que no me pediste: Muchas riquezas y fama, a tal grado que, mientras vivas, no habrá ningún otro rey como tú. Y si caminas por mis sendas, y cumples mis estatutos y mandamientos, como lo hizo David tu padre, yo te concederé una larga vida.» 1 Reyes 3:1-14 RVC
Comentarios
Buen día! Esto me enseña que antes de pedir algo al Señor, debo pensar en el efecto a futuro que trae mi pedido. Al orar, debo hacerlo con un razonamiento conciente, ser objetiva. También, en el Espíritu. Y todo lo demás, son añadiduras por gracia, pero abundantes. Siempre!
Buen día querida Eva. Muy buen aporte: Antes de pedir, pensemos bien qué vamos a pedir. No solamente pensando en el presente, sino sobre todo en el futuro. Gracias y bendiciones!
Señor danos sabiduría, sobre todas las demás cosas. Danos esa capacidad de ser entendidos en los tiempos que estamos viviendo, discernir tu voluntad, y cumplir el plan que has trazado para nosotros. Confiamos que todos los recursos, humanos y materiales que necesitamos, serán provistos por tu generosa mano. Para que tu nombre sea glorificado y tengamos el gozo y satisfacción de ser instrumentos útiles en tus manos. Amén!
En un mundo donde el bien y el mal parecen mezclarse, caminar en la sabiduría de Dios nos ayudará a tomar decisiones que nos sostendrán y protegerán.
Que necesaria es la sabiduria “Señor dame la sabiduria necesaria , para discernir lo bueno de lo malo , y asi poder pode ser un instrumento de servicio genuino en tus manos !!!!!
Señor, que sepamos pedir lo que conviene, en beneficio de los demás y nuestro. Que estemos dispuestos para lo que tú quieras. Ayúdanos y fortalécenos en tí. Que seamos sabios para hacer el bien.