“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Malaquías 3.10
Este es un privilegio que tenemos los hijos de Dios y, aquellos que todavía no lo son, no deben sentirse obligados a practicarlo.
La Biblia enseña que traigamos todos los diezmos al alfolí para que se pueda desarrollar la obra del Señor a través de su Iglesia.
El diezmo nos iguala a todos, ya que si bien daremos distintas cantidades según nuestros ingresos, todos estaremos haciendo el mismo esfuerzo al dar el 10%.
Lo distintos programas que una congregación desarrolla requieren de recursos y Dios en su amor, que nos provee todo, nos permite poder sembrar una parte para la extensión de su Reino.
- Evangelizar
- Misionar
- Enseñar
- Asistir a los necesitados
Esto se debe hacer de forma indefectible, como lo enseña Deuteronomio 14.22. Esto sigue vigente en estos días, como lo enseña Jesús en Mateo 23.23.
Cuando actuás con obediencia, el primer bendecido sos vos y tu familia, ya que Dios promete abrir la ventana de los cielos y derramar bendición hasta que sobreabunde en tu vida.
Cuando vos participás de este acto de adoración en tu congregación permitís que la misma desarrolle su misión en la Tierra, por eso el diezmo debe ser consagrado para desarrollar la misión de la iglesia y no para algo específico, para esto sí se puede ofrendar.
No te olvides que Dios ama al dador alegre, por eso a la hora de consagrar tus diezmos al Señor, hacelo con alegría, recordando que cuando el Señor te pide algo, no es para dejarte con menos sino para ponerte sobre más.
Experimentalo y comprobarás que rinde más el 90% del dinero con la bendición de Dios que el 100% en desobediencia.
Yo bendigo tu vida para que puedas desarrollar fidelidad al Señor con lo que Él te da, para que las ventanas de los cielos sean abiertas sobre vos y tu familia y sean derramadas bendiciones hasta que sobreabunden.
Tomado de “Principios para el Éxito” – Pr. Daniel González
Comentarios
Buenas noches!!
Realmente es una alegría poder apartar esa porción de lo que Dios nos da, para honrarlo. Tan poco pide y tanto nos da!!
Aprendí a gozarme en ello. Más, cuando sé que permite hacer correr el bendito evangelio que me salvó a mí, miserable, pobre, indigna.
Y me sentó en lugares celestiales. Eterno.
“…cuando el Señor te pide algo, no es para dejarte con menos sino para ponerte sobre más.
Experimentalo y comprobarás que rinde más el 90% del dinero con la bendición de Dios que el 100% en desobediencia…”
Ayer escuchaba una predica de Dante Gebel sobre esto, y decía que “no es cuestión de un porcentaje, sino de prioridad” , y este concepto me encantó, creo que ES ASÍ, Dios quiere las primicias de nuestro tiempo, de nuestro despertar, de nuestro andar, de nuestro corazón, de los recursos…Él no tiene necesidad de nuestro dinero, sino de nuestro corazón que obedece y prioriza Su plan perfecto para cada cosa.
El Señor es Dios celoso y no admite otros dioses/idolos….otras prioridades…