El lugar más seguro.

¿Recuerdas la ocasión cuando Jesús caminó sobre el agua y los discípulos se asustaron?, Pedro le dijo: “Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás.”, Jesús, le dijo ven y Pedro sin dudarlo saltó de la barca. (Mateo 14: 22- 33)

Consideremos la escena, doce hombres en una barca, a la mitad de la noche, un viento contrario y peligroso, olas amenazantes, sin duda esa barca no era el lugar más seguro del mundo, pero era lo más seguro en medio de ese mar agitado.

Preocupados por su seguridad, llenos de adrenalina, temerosos por sus vidas, habrán pensado, “¡esto no puede empeorar!” … …cuando, a lo lejos, algo se acerca, uno de ellos lo divisa primero, codea al de al lado.

– ¿Es mi imaginación o algo flota en el agua y se acerca a nosotros?

– Esto no puede estar pasando, piensa el otro discípulo, mientras se restriega los ojos, no puede creer lo que ve y aterrorizado susurra: “un fantasma”.

Un tercer discípulo, lo mira y el rostro desfigurado de pánico lo alerta, en medio del ruido del viento y las olas, escucha el susurro: “un fantasma”, levanta la mirada y grita despavorido ¡¡Un fantasma!!…

A los pocos segundos todos comienzan a dar alaridos, inmediatamente Jesús les dice: cálmense, no tengan miedo, soy yo.

Pedro, que no podía dejar de ser Pedro, le dice: “Señor, si eres tú manda que yo vaya a ti sobre el agua”. Jesús le dice “ven”.

No sé si fue la adrenalina, si ya Pedro daba todo por perdido o si fue la fuerte atracción que Jesús ejercía sobre él, pero Pedro saltó de la barca y comenzó a caminar sobre las aguas…

¡Un momento!, habíamos dicho que la barca era el lugar más seguro en medio de ese mar, ¡¿en qué está pensando Pedro?!

Pero, ante los ojos perplejos de los demás discípulos, que todavía luchaban por mantenerse a salvo y de pie, Pedro camina sobre el agua como si caminara sobre tierra firme.

En este punto, el rostro de Jesús ya era más nítido y Pedro lo mira a los ojos, reconoce esa sonrisa sincera, pero el disturbio de los que quedaron en la barca lo despierta, el viento intenta desestabilizarlo, la superficie se mueve y las olas se agitan a su alrededor, Pedro cae en cuenta de que acaba de cometer una locura y ha puesto su seguridad en riesgo, la barca segura quedó atrás, sabe que se está hundiendo, mira a Jesús, lleno de temor y grita: ¡Señor, sálvame que me hundo!

La Biblia dice que, al instante, Jesús le extiende la mano y pone a salvo a Pedro. Él ahora se siente aliviado, la ansiedad comienza a ceder, pero sigue parado sobre el agua, eso ya no es relevante para Pedro, Jesús lo tiene agarrado.

Entonces finalmente llega el versículo 32, hacía varios versículos que los once discípulos restantes esperaban este momento:

Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.” (Mateo 14: 32)

¿Te das cuenta, que ni la barca ni el mar eran seguros con Jesús ausente?

Primero: los doce solos en la barca azotada por los vientos y las olas, inseguros.

Segundo: Pedro asido por Jesús en medio de un mar convulso y parados sobre el agua, a salvo.

Tercero: mientras Pedro está a salvo tomado por Jesús, los once todavía temen por sus vidas en la barca, peligroso.

Cuarto: Jesús sube a la barca y el viento se calma, todos salvados.

Así que, sea que estés luchando en el mar furioso o en la barca endeble, la única garantía de seguridad y sosiego es la presencia de Jesús.

Incluso si tu fe parece pequeña o intermitente, una vez que Jesús te tome de la mano, estarás a salvo.

Míralo a Él cada día, deja que tome tu mano y comienza a descansar.

¿Cómo termina la anécdota?.

Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.” (Mateo 14: 33)

Cuando dejas que Jesús sea tu paz y tu salvación, inevitablemente otros verán los milagros a tu alrededor y le adorarán.

Nadie puede tapar el sol con un dedo.

Te bendigo.

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