Firmeza de propĆ³sito

Cuando se cumpliĆ³ el tiempo en que Ć©l habĆ­a de ser recibido arriba, afirmĆ³ su rostro para ir a JerusalĆ©n. (Lucas 9.51)

El versĆ­culo del devocional de este dĆ­a nos da una perspectiva interesante del ministerio de JesĆŗs. El Hijo de Dios revelĆ³, durante su peregrinaje terrenal, que su Ćŗnico interĆ©s era cumplir con la tarea que Dios le habĆ­a puesto por delante. Ā«Mi comida es que haga la voluntad del que me enviĆ³ y que acabe su obraā€¦ he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me enviĆ³Ā» (Jn 4.34; 6.38). En esta declaraciĆ³n vemos que entendĆ­a claramente su misiĆ³n, la cual incluĆ­a entregar su vida en la cruz por aquellos que amaba.

El texto de hoy ilustra la manera en que se debe llevar adelante una misiĆ³n. Este es un tema importante, pues aunque un lĆ­der sepa cuĆ”l es el proyecto en el que debe involucrarse tambiĆ©n puede errar en la implementaciĆ³n del mismo. Tal fue el caso de MoisĆ©s que, notablemente, tenĆ­a a los cuarenta aƱos el mismo objetivo que Dios le planteĆ³ a los ochenta: la liberaciĆ³n del pueblo israelita. MoisĆ©s, sin embargo, cometiĆ³ el grave error de creer que el fin justificaba los medios y, por ende, atrasĆ³ cuatro dĆ©cadas al cumplimiento de este proyecto.

En primer lugar podemos notar, en el actuar de Cristo, que existe un tiempo establecido para la implementaciĆ³n de un plan. Este tiempo lo determina, en su soberanĆ­a, el Dios a quien servimos. Nuestra responsabilidad, como lĆ­deres, es discernir cuĆ”ndo es el momento propicio para ponerse en marcha. Cuando el EspĆ­ritu disuadiĆ³ a Pablo de pasar a Asia (Hch 16.9ā€“10) no indicaba, de ninguna manera, falta de interĆ©s porque los pueblos de esa regiĆ³n conocieran las buenas nuevas. MĆ”s bien era porque habĆ­a otra regiĆ³n, Macedonia, que se encontraba en el momento ideal para recibir la visita del apĆ³stol, pues el EspĆ­ritu la habĆ­a preparado para recibirlo. Del igual manera, JesĆŗs percibiĆ³ que habĆ­a llegado el tiempo en que debĆ­a encaminarse hacia JerusalĆ©n. Anteriormente habĆ­a declarado a sus discĆ­pulos: Ā«Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavĆ­a a esa fiesta, porque mi tiempo aĆŗn no se ha cumplidoĀ» (Jn 7.8). Podemos ver, entonces, que el tiempo es una cuestiĆ³n fundamental para la eficacia de un proyecto.

En segundo lugar observamos que Ā«afirmĆ³ su rostroĀ» para ir a JerusalĆ©n. La frase indica una decisiĆ³n mĆ”s firme que simplemente deambular por el camino hacia la gran ciudad judĆ­a. JesĆŗs entendĆ­a que entraba en la etapa mĆ”s difĆ­cil de su peregrinaje; en ella se enfrentarĆ­a no solamente a una creciente oposiciĆ³n, sino a sus propios temores frente a la cruz. Para avanzar con paso firme hacia la copa que el Padre le tenĆ­a reservada, era necesario que dispusiera su espĆ­ritu para desatender todo aquello que pudiera distraerlo de su cometido. Aunque no ignoraba las grandes dificultades que tenĆ­a por delante, decidiĆ³ no permitir que las mismas afectaran el cumplimiento de su misiĆ³n. Esta firmeza de propĆ³sito es fundamental para el lĆ­der que aspira a ser exitoso en su ministerio, pues de seguro se enfrentarĆ” a una multitud de situaciones adversas en el camino.

Para pensar:

Ā«Solamente esfuĆ©rzate y sĆ© muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la Ley que mi siervo MoisĆ©s te mandĆ³Ā» (Jos 1.7).

Tomado con licencia de:

Shaw, C. (2005) Alza tus ojos. San JosƩ, Costa Rica, CentroamƩrica: Desarrollo Cristiano Internacional.0000

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