Por lo general a Daniel se lo conoce por la interpretación de los sueños de Nabucodonosor, o por sus tres amigos que fueron a la hoguera de fuego y nada les paso, ya que tenían la misma Fe y convicción que él; o porque fue tirado a la fosa de los leones y tampoco le paso nada. Todo esto es real, de hecho si leemos el libro de Daniel están todos estos relatos, pero en mi humilde opinión como servidor imperfecto, estas son acciones que formaron parte de un plan muy bien planificado por Dios.
En esta ocasión quisiera hacer foco en la actitud de Daniel, el accionar de Daniel como Motor de Cambio. Como se manejó, como se movió de manera sigilosa y muy astuta, estando dentro del problema, viviendo en medio de la situación adversa. No es que tenía todo a su favor, que estaba todo hecho, preparado; que tenia un público expectante con ganas de escucharlo, o que comenzaba una nueva etapa laboral con un cargo importante donde todos pensaban igual que él, o que todos creían en su mismo Dios… no no. Todo lo contrario.
Daniel era esclavo, en una tierra en la cual era extranjero, donde no se identificaba con nada ni con nadie, donde si nos ponemos un minuto en su lugar, en sus zapatos, seguro la angustia y la tristeza lo invadían. Donde el enojo seguramente lo alcazaba. Pero por supuesto que si Dios permitía todo esto porque sabía que era necesario, y sabía como se iban a desarrollar las cosas.
La historia dice que el rey Nabucodonosor era un rey tirano, que creía en muchos dioses, que era avaro, que como todo rey de la época quería poder, que el oro y las riquezas materiales eran primordial en su vida, que sólo quería que lo adoraran y veneraran. ¿Se imaginan tener que convivir o trabajar con una persona así? Porque Daniel era parte de un grupo de jóvenes que debían servirle al rey ya que él tenía muchos dones y atributos. Y la verdad que no tenía muchas opciones, debía hacerlo o simplemente lo mataban. Creo que, si miramos un día de nuestras vidas, y pensamos en las personas con las que nos relacionamos en el trabajo, en la facultad, en el club, en la cancha de fútbol, en la reunión de amigos, en las reuniones familiares, creo que vamos a entender un poco más la situación de Daniel.
¿Pero cómo hacia? ¿Cómo lo soportaba? Daniel era diferente, por lo cual hacia la diferencia. Tenía convicción y fe plena en Dios, lo cual hacia que antes de dar un paso le pedía a Dios que lo guíe y le de sabiduría para hacer su labor y actuar en medio de una situación adversa sin negar a Dios. Daniel fue extremadamente astuto y sigiloso no sólo para resolver cada situación que se le presentó en la que parecía que todo iba a decaer o declinar ante los pedidos del rey, sino que fue siendo una persona influyente en la vida del mismo rey.
A veces creemos que debemos actuar como nos dice la sociedad y nos justificamos diciendo que es difícil, que si no lo hacemos perdemos, o no somos parte, y esto afectaría nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Y luego vamos, levantamos las manos en un templo y gritamos muy fuerte que el Señor es nuestro Dios. Sin embargo nos sumamos a la masa, somos uno más, pero Daniel era diferente. Él estaba convencido que no había otro camino, por eso buscaba a Dios en cada paso que daba y Dios lo usaba, como cuando lo usaba para interpretar los sueños del rey. Su firmeza y claridad era tal que cuando Dios le reveló lo que significaba los sueños, primero oró para agradecerle a Dios y reconocerle que todo venia de Él.
Cada acción de Daniel fue siendo de influencia en la vida del rey el cual a medida que pasaba el tiempo y los eventos, reconocía más la soberanía de Dios. Le costó ya que al principio le duraba poco y no renunciaba a sus costumbres y creencias. ¿Esto les hace acordar a alguien? En mi caso a mí mismo, ja. Pero un día, luego de que Daniel interpreta el segundo sueño del rey, le dice:
Por lo tanto, yo le ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia, renuncie a la maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez entonces su prosperidad vuelva a ser la de antes. Daniel 4:27
Esta fue la primera vez que Daniel fue directo, contundente, claro y preciso. Obviamente él ya se había ganado ese lugar en la vida del rey. En Daniel 4:34 se puede ver toda la magnitud de la Gracias de Dios, ya que el rey declaró lo siguiente luego de que se cumpliera todo lo que el sueño decía:
Cuando se cumplió el tiempo, yo Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo. Recuperé la razón, alabé y adoré al altísimo y di honra a aquel que vive para siempre. Daniel 4:34
Daniel fue el motor de cambio en la vida de Nabucodonosor, quien era nada más y nada menos que el rey. Cada uno de nosotros podemos y debemos ser motores de cambio, no importa qué tan grande y molesta y angustiosa sea la Babilonia que tengamos en frente, si le tomamos la mano a Dios y le pedimos que Él nos guíe en sabiduría, la victoria se hará presente y la vida de las personas que te rodeen podrán ver la Gloria de Dios.
Para cerrar, tomemos el ejemplo de Daniel para sostener nuestros ideales en Dios en todo tiempo y en todo lugar. Seamos diferentes, seamos Motores de Cambio
Andrés Lara
Comentarios
Muchas gracias Andrés por tu reflexión! Que en este tiempo seamos “motores de cambios”, en el lugar donde Dios nos ha puesto, y con las gracias que Él nos ha dado. Que podamos generar cambios para bien, para que las personas vean a Jesús en nosotros, y Él se lleve toda la gloria.
Un abrazo y bendiciones!