En el ámbito de la educación contemporánea, el concepto de nativos digitales ha cambiado la forma en que entendemos a las generaciones actuales. Mark Prensky acuñó este término para describir a los jóvenes que han crecido inmersos en la tecnología. A continuación, exploraremos este fenómeno, sus implicancias en la iglesia y en la transmisión de la fe, y cómo podemos responder a esta realidad desde una perspectiva cristiana.
¿Qué son los Nativos Digitales?
Mark Prensky describe a los nativos digitales como aquellos nacidos en un entorno tecnológico, familiarizados desde pequeños con herramientas como computadoras, videojuegos, internet y teléfonos móviles. Aunque existe debate sobre las fechas exactas, generalmente se considera que esta generación comenzó a partir de 1985 o 1990.
En contraste, los inmigrantes digitales son quienes nacieron antes de esta revolución tecnológica y han tenido que adaptarse a ella. No se trata solo de la capacidad para usar tecnología, sino de una forma distinta de procesar información y entender el mundo.
El apóstol Pablo, en Romanos 12:2, nos recuerda:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”.
Este versículo nos anima a considerar cómo abordar la realidad digital desde una mente renovada, buscando impactar espiritualmente a esta generación.
El Impacto de la Tecnología en los Nativos Digitales
Prensky señala que los jóvenes han dedicado millas de horas a videojuegos, televisión y dispositivos digitales, mientras que actividades tradicionales como la lectura han quedado en segundo plano. Esto no solo afecta sus hábitos, sino también la estructura de sus cerebros, como explica el Dr. Bruce D. Berry: “Diversas clases de experiencias conducen a diversas estructuras cerebrales”.
La tecnología ha creado una nueva forma de aprendizaje, donde la información está disponible al instante. Sin embargo, esto plantea desafíos significativos en la educación y, por fin, en la formación espiritual. ¿Cómo puede la iglesia comunicarse eficazmente con jóvenes que procesan la realidad de forma tan distinta?
En Proverbios 4:7 se nos dice:
“Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría, y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”.
La iglesia necesita sabiduría para entender las nuevas formas en que los jóvenes aprenden y buscar se relacionan con el mundo.
Brecha Digital y Abismo Generacional
La diferencia entre nativos e inmigrantes digitales ha generado una brecha significativa en la enseñanza. Muchos educadores –y líderes de iglesias–, que son inmigrantes digitales, enfrentan el desafío de enseñar con un lenguaje analógico a una generación que domina lo digital.
Esto puede explicar por qué algunos jóvenes se sienten desconectados de los programas educativos tradicionales de la iglesia. Como cuerpo de Cristo, debemos preguntarnos si nuestras estrategias son efectivas para alcanzar a esta generación.
Jesús, en Mateo 9:17, usó una ilustración que bien puede aplicarse aquí:
“Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera, los odres se rompen, el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva.”
Necesitamos métodos innovadores para transmitir verdades eternas a una generación con un contexto único.
La Necesidad de Mentores y Acompañamiento Espiritual
Aunque los nativos digitales tienen acceso a toda la información que necesitan en línea, lo que realmente buscan son referentes, mentores que los guían en sus procesos de vida y fe. Este es un desafío y una oportunidad para la iglesia.
Prensky afirma que, a pesar de la brecha digital, los jóvenes valoran profundamente el contacto humano y el acompañamiento personal. Aquí radica una excelente noticia: la iglesia tiene el llamado y la capacidad de ser ese mentor que necesitan.
En 1 Tesalonicenses 2:8, Pablo describe su relación con los creyentes diciendo:
“Tan grande es nuestro afecto por vosotros que hubiéramos querido entregaros no solo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, porque habéis llegado a sernos muy queridos”.
Este nivel de entrega y cuidado es exactamente lo que los nativos digitales necesitan en su caminar espiritual.
Reflexión final
El mundo digital está aquí para quedarse, y las generaciones jóvenes continuarán moldeadas por esta realidad. Sin embargo, la iglesia tiene la oportunidad de convertirse en un puente entre lo analógico y lo digital, mostrando cómo la fe puede ser relevante en este contexto.
Nuestra tarea no es competir con la tecnología, sino utilizarla como una herramienta para disciplinar, conectar y guiar.
Como Jesús enseñó en Juan 10:27:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Aunque el lenguaje y los métodos cambian, el mensaje sigue siendo el mismo: llevar a las personas a Cristo.
Si entendemos las necesidades y desafíos de los nativos digitales, podremos cumplir con nuestra misión de transmitir la fe de una manera significativa y efectiva. Que Dios nos dé sabiduría y creatividad para enfrentar esta realidad con gracia y verdad.
Adaptado y tomado con licencia de la revista LIDER 625, edición 03, LA GENERACIÓN ONLINE: El nuevo campo misionero Pág. 8-9.
créditos ph: freepik
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