Novedad de Vida

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4.22–24)

Hay algo que es un permanente motivo de preocupación en la iglesia, en esta amada tierra latina. Me refiero a la falta de evidencia de una conversión moral en los que son del pueblo de Dios. A pesar de que hay personas que tienen años en el «camino», siguen con los mismos comportamientos cuestionables que tenían cuando estaban en el mundo. Somos testigos de que la mentira, la falsedad, la deshonestidad y la falta de transparencia están instaladas en la vida de muchas congregaciones. Si bien esto no es más que una manifestación común en las culturas de nuestros diferentes países, es triste que entre los hijos de Dios estas conductas continúen practicándose en forma natural.

Pablo, en un extenso pasaje dedicado a este tema, exhorta claramente a los cristianos: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre». La palabra «despojaos» nos indica que la anterior manera de vivir debe ser descartada, enterrada, repudiada; es decir, no hay esperanza para ella. Queda claro que la vieja naturaleza no puede ser redimida. No se trata aquí de buscar la forma de mejorar lo que hacíamos mal en otro tiempo. El que anda en Cristo debe andar en novedad de vida, en un comportamiento enteramente nuevo.

La exhortación es tan amplia que bien podríamos creer que la interpretación de la misma queda librada al criterio de cada creyente. Para evitar tales conclusiones el apóstol provee claros ejemplos de lo que significa andar en novedad de vida. La nueva vida incluye dejar la mentira (Ef 4.25), la ira (v. 26), el robo (v. 28), las malas palabras (v. 29) y los gritos (v. 31). En su lugar, el discípulo debe andar en la verdad, la ternura, la generosidad y las palabras de edificación y cariño. En el siguiente capítulo Pablo exhorta también a que dejemos de lado las inmundicias, las palabras deshonestas y la truhanería (Ef 5.4).

La alternativa para los que pertenecemos al reino es la de vestirnos del nuevo hombre. Notamos, una vez más, que no se trata de una reforma del viejo hombre sino de «vestirse» con ropa nueva. La clave para esto es el proceso de transformación de nuestra mente, producida por el Espíritu de Dios. Es por esta razón que el apóstol menciona que el nuevo hombre ha sido creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Es justamente por sus orígenes que sus características son enteramente diferentes a las del viejo hombre.

Para pensar :Si bien es verdad que todo el pueblo debe vestirse del nuevo hombre, la influencia de los líderes es clave en este proceso. Aquellos que tienen mayor responsabilidad deben ser los que den el ejemplo de una vida éticamente transformada. La honestidad, la sencillez, la verdad y la transparencia deben ser cualidades visibles en la vida de todo ministro de Dios.

Tomado con licencia de:

Shaw, C. (2005) Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.

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