“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios” ( Zacarías 13:9). Si pudieras detenerte y mirar hacia atrás por un momento, especialmente los sucesos vividos con tu familia, ¿podrías darte cuenta si han crecido tú y los tuyos? ¿Si han mejorado las relaciones, si han cambiado para bien las situaciones del hogar, si se han podido establecer bases, principios, y a qué dijeron “esto nunca más”? Los días no pueden pasarnos por encima sin aprender o dejarnos algo. Cada suceso acontecido en casa no debería ser tomado a la ligera, recordemos que las palabras y los hechos dejan huellas en nuestros corazones. Qué importante es que breguemos por la construcción de nuestro hogar, ya que podemos ver cómo hoy la familia está siendo atacada, separando a cada integrante de manera individual o a todos los que la forman, probándola con fuertes crisis: entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos… Las situaciones nos someten a prueba constante; que esos momentos saquen lo mejor de cada uno, quemando las impurezas. ¡Hay esperanza cada día! Recuerda: Solo las familias que se unen para clamar al Dios Vivo hallan respuestas y serán acogidas, porque familia Suya somos. Somos Su pueblo y tenemos promesas para nosotros.
- Zacarías 13:1-9 | (Leer)
- Zacarías 14:1-21 | (Leer)
- Apocalipsis 20:1-15 | (Leer)
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