Día 227: “La humildad”

 “Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos” ( Proverbios 27:2). ¡Qué gran virtud es la humildad! Me fascina hablar o estar frente a gente que es culta, que ha logrado grandes avances en su vida, que ha crecido, que se ha capacitado, que ha estado con personalidades importantes, y aun así se mantiene humilde. ¿Estuviste con alguien así? Qué gran diferencia con aquel que se cree superior a los demás, que mira desde arriba a los otros, que cree que nadie es como él. Qué molesto resulta escuchar a personas que se autoenaltecen, que viven hablando de sus alcances personales y capacidades. Es que lo contrario a la humildad, sin dudas, es el orgullo, y la persona que lo posee además no deja que la aconsejen, que la corrijan, y tampoco que la ayuden. Por eso le cuesta mucho tener relaciones duraderas, porque en ocasiones se vuelve inflexible e intolerable. En cambio, cuando la humildad prevalece, no se hace alarde de las virtudes ni de los logros, sin embargo se hace evidente y los demás lo resaltan. En varias oportunidades, en los devocionales, Dios nos lleva a enfatizar de diversas maneras esta verdad que Jesús además nos enseñó a través de Su vida. Si Él fue humilde, nosotros debemos serlo también. Revisa tus últimas acciones: ¿Para qué haces lo que haces? ¿Para que te valoren? ¿Para que te feliciten o te aplaudan? ¿O sencillamente porque es lo que debes hacer?… Seamos humildes como Jesús lo fue.

  • Job 16:1-22 | (Leer)
  • Job 17:1-16 | (Leer)
  • Proverbios 27:1-27 | (Leer)
  • Proverbios 28:1-28 | (Leer)

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