“Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos” (Hechos 19:15-16).
En épocas de los discípulos, en donde los milagros y prodigios se podían ver cotidianamente, la gente no solo quedaba impactada, sino que algunos intentaban imitar lo que los cristianos comprometidos hacían. Este es el caso de unos “exorcistas ambulantes”, así los llama la Biblia, que no eran parte del pueblo cristiano, pero intentan hacer liberación a un hombre, el cual, totalmente endemoniado, salta sobre ellos, y terminan huyendo desnudos y heridos. ¿Puedes imaginarte la escena? ¡Cuántas enseñanzas espirituales podemos sacar de este pasaje! Pero hoy quiero afirmarte que servir a Jesús no debe tomarse a la ligera. Estos hombres pensaban que lo único que hacía falta era mencionar el nombre de Jesús.
Hoy en día hay personas que piensan que por decir “Jesús, Jesús”, es suficiente, pero no es así. El Señor dijo que en aquel día, haciendo alusión a cuando estemos delante de él luego de la muerte, le diremos: “en tu nombre sanamos, hicimos liberación”, etcétera, mas él responderá: “Apártense de mí, nunca los conocí”.
Para servir a Jesús es necesario conocerlo, amarlo, vivir en santidad para Él y estar bajo cobertura espiritual. Entonces sí, en todo lo que sirvamos, podremos hacerlo con toda la autoridad del cielo.
Desafío: te desafío a que cada día puedas conocerlo más, y estar más cerca del corazón de Dios.
- Jueces 1:1-36 | (Leer)
- Jueces 2:1-23 | (Leer)
- Hechos 19:1-41 | (Leer)
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