“Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados” (Salmo 22:3-5).
¡Qué maravilloso es poder dejar un buen legado a nuestros hijos! Algunas personas creen que lo mejor que pueden dejarles es una casa, un auto o un emprendimiento; pero, sin lugar a dudas, el mejor legado es nuestra fe. El Salmista nos da algunas pistas de cómo pudo recibir de sus padres la confianza en Dios. La fe es la firme convicción de que Dios no nos fallará, y que todo lo que prometió lo cumplirá, cuando sea su tiempo. La fe es la que nos relaciona con el hoy, mientras que la esperanza lo hace con el mañana. Una y otra caminan de la mano, y nos llevan por caminos preparados por Dios para que andemos en ellos, y a los destinos que hemos esperado.
Si desde pequeños les enseñamos a nuestros hijos a buscar y a confiar en Dios, cuando sean grandes desarrollarán una fe tan fuerte que ellos comprobarán Su fidelidad, y nunca serán avergonzados, porque Dios nunca falla.
Desafío: Te propongo que revises el legado que les estás dejando a tus hijos, que sea un legado espiritual. Comienza orando junto con ellos. Dile o escribe una palabra de bendición que edifique su vida en este día.
- 2 Samuel 19:1-43 | (Leer)
- 2 Samuel 20:1-26 | (Leer)
- Salmos 21:1-13 | (Leer)
- Salmos 22:1-31 | (Leer)
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Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y no fueron avergonzados” (Salmo 22:3-5).
AMÉN!
El Mejor LEGADO! GRACIAS SEÑOR!