“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores” (Salmo 34:4).
Los temores son como un aguijón para el alma, que nos frenan, nos detienen y no nos dejan avanzar en la vida. Los temores imposibilitan que veamos la realidad con claridad, sobredimensionamos las cosas y las llevamos a un nivel mucho más grande que el real. Cuántas personas viven prisioneras, y no pueden por sus propios medios liberarse.
David era un hombre de guerra, muy valiente, pero aun así expresa temores ocultos que lo invaden permanentemente. Sin embargo, este pasaje también nos da la clave para ser libres: buscar a Dios es determinante para que, al experimentar su amor, nos libremos de todo temor que nos angustia y que no nos permite avanzar.
Desafío:La persona que vive atemorizada es como un auto que desea acelerar con el freno de mano colocado. El auto puede avanzar, pero lo hará con suma dificultad. Así les sucede a muchas personas que desean avanzar pero no pueden, sienten que algo los detiene. Si este es tu caso y hoy estás atravesando distintos temores, te propongo que busques a Dios de todo tu corazón y que enfrentes con valor y coraje lo que te atemoriza. Te darás cuenta de que aquello que te paralizaba no está más dominando tu vida. ¡Enfrenta tus temores!
- 1 Reyes 7:1-51 | (Leer)
- 1 Reyes 8:1-66 | (Leer)
- Salmos 33:1-22 | (Leer)
- Salmos 34:1-22 | (Leer)
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