“Pues verá que aun los sabios mueren; que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, y dejan a otros sus riquezas.” (Salmo 49:10).
Amenudo escucho de personas que dedican toda su vida a ver cómo pueden hacer más dinero, creyendo que todo quedará para ellos. Se olvidan de todo; en algunos casos terminan perdiendo su familia, hijos o amigos por el afán al dinero.
Uno de los mayores problemas que enfrenta la sociedad, ya desde hace muchos años, es el consumismo. En una publicidad, que está en estos días en la televisión y en distintos medios de comunicación, se muestra a una persona contenta pidiendo un delivery para festejar; la escena cambia y esa misma persona está ahora triste por un revés de la vida, y vuelve a pedir un delivery para “ahogar sus penas”. Como si lo material pudiera cambiar su interior…
El Salmo del día de hoy se titula: La insensatez de confiar en las riquezas, y habla de que lo material es pasajero pero lo eterno es lo que viene de Dios. ¿Habremos aprendido esa lección a esta altura de nuestras vidas o seguiremos poniendo nuestra confianza en ellas?
Desafío: Te aliento a que hagas una pequeña evaluación y medites ¿dónde estás poniendo tus mayores fuerzas, tu tiempo y tu energía? ¿En las cosas pasajeras o en las eternas? ¡Juntos hagamos riquezas para Dios!
- 2 Reyes 1:1-18 | (Leer)
- 2 Reyes 2:1-25 | (Leer)
- Salmos 49:1-9 | (Leer)
- Salmos 50:1-23 | (Leer)
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Desafío: Te aliento a que hagas una pequeña evaluación y medites ¿dónde estás poniendo tus mayores fuerzas, tu tiempo y tu energía? ¿En las cosas pasajeras o en las eternas? ¡Juntos hagamos riquezas para Dios!
Amén!