“Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” ( Salmo 73:22-25). Este maravilloso Salmo fue escrito por Asaf –uno de los músicos principales en épocas de David y, además, profeta–. Allí pudo plasmar de manera increíble lo que en su corazón sentía respecto a su vida en relación con Dios. Sin duda, muchos de nosotros al leerlo nos sentimos identificados, al recordar nuestra vida sin Dios: torpe, carente de sentido y sin entendimiento. Pero él declara: “Con todo, yo siempre estuve contigo”. Qué importante es estar junto al Señor más allá de los procesos o las etapas de la vida que nos toquen atravesar. Estar a Su lado va a garantizarnos que si nos equivocamos, nos corregirá como un Padre Amoroso a un hijo; si nos resbalamos en la vida, nos tomará de la mano y nos levantará; si necesitamos un consejo, Él nos guiará. Y su pregunta final es extraordinaria. Al meditar acerca de a quién tenemos en los cielos, sino solo a Dios, ¿nuestro compromiso será similar al de Asaf? ¿Nuestro deseo estará únicamente en el Señor? Desafío de hoy : Es un buen día para reflexionar, ¿dónde está puesto nuestro mayor deseo aquí en la tierra? ¿En las riquezas, en las personas? Si es en el Señor, te aseguro que Él se va a glorificar en tu vida.
- 2 Reyes 25:1-30 | (Leer)
- 1 Crónicas 1:1-29 | (Leer)
- 1 Crónicas 2:1-36 | (Leer)
- Salmos 73:1-28 | (Leer)
- Salmos 74:1-23 | (Leer)
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