“No permitió que nadie los oprimiese; antes por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis dijo, a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas” ( 1 Crónicas 16:21-22). Una de las promesas de Dios es la protección para Sus hijos. ¡Qué tremenda expresión! “No toques a mis ungidos ni les hagas mal”. Esta misma orden, hoy en día es la que el Señor suelta a favor de Sus siervos. Protegió en la antigüedad al pueblo de Israel, protegió a David y le dio victorias. Protegió a Sus ungidos, a sus siervos y a los profetas. Hoy en día sigue cuidando de la misma manera. Una de las claves para recibir esa protección es vivir bajo Su cobertura y buscar estar llenos de Su Espíritu Santo. Él es el que nos protege, nos guarda y nos redirecciona hacia mejores caminos, para no tener consecuencias si es que hemos tomado malas decisiones. ¿Estás creyendo en Su protección? ¿Estás advirtiendo las dificultades y tomando buenas decisiones? ¿La unción del Espíritu Santo está sobre tu vida? Vistámonos de Su protección, Dios nos promete que si nos llenamos de Él, lo malo no nos afectará. Desafío de hoy: Levantá una oración a nuestro Señor, pídele ser lleno de Su Espíritu Santo. Cada vez que salgas de tu hogar clama por Su protección divina para tu vida, tu familia y tu casa. ¡Él es fiel y Sus promesas son eternas!
- 1 Crónicas 15:1-29 | (Leer)
- 1 Crónicas 16:1-43 | (Leer)
- Salmos 87:1-7 | (Leer)
- Salmos 88:1-18 | (Leer)
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