"El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" Mateo 19:20-22
“¡La perfección no existe!”, es la frase que solemos escuchar y repetir.
Pero la Palabra dice: “Si quieres ser perfecto…”. ¡Qué tremenda declaración hizo el Señor Jesús! Él conoce nuestro corazón, nuestras intenciones, hasta las fibras más íntimas de nuestro ser, no podemos esconderle absolutamente nada. Qué extraordinario es exponerse como lo hizo este hombre, con todas sus virtudes –las cuales evidentemente eran muchas–, pero también con cada uno de sus defectos. En ocasiones no logramos hacerlo, porque internamente no queremos ser corregidos. ¿Qué hubiera sucedido si este hombre no le hubiera preguntado al Señor? Probablemente pasaría por esta tierra mostrándose y creyéndose una persona recta delante de Dios y de los hombres. Mas para Jesús aún había una cosa por cambiar…
¿Habrá algo que yo deba entregar para ser “perfecto” delante de Dios? La respuesta evidentemente es: sí. ¿Estás preparado para hacerle la misma pregunta de este hombre al Señor? “¿Qué más me falta?” Pero, cuando lo hagas, no tengas la misma reacción del joven del relato, sino accioná en consecuencia con lo que el Señor te marque.
Desafío de hoy: anímate a hacerlo en este mismo momento como una oración: Señor, lo que me marques eso haré, eso cambiaré.
- Génesis 37:1-36 | (Leer)
- Génesis 38:1-30 | (Leer)
- Mateo 19:1-30 | (Leer)
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