“Bendito sea Jehová, mi roca. Quién adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra” ( Salmos 144:1). La Palabra de Dios habla en el Nuevo Testamento sobre Jesucristo, quien es la piedra principal del ángulo. Esa piedra era la que antiguamente, se utilizaba para darle rigidez y sostener al resto de la construcción. Para los cristianos, Jesús es nuestra roca inamovible. Estar cimentados en la roca representa tener a Cristo como fundamento principal de nuestra vida, pero también es asegurarnos de tener los cimientos correctos en todas las áreas de la vida: en nuestra familia, en nuestros valores, en medio de nuestras labores cotidianas. Por otra parte, dice el Salmo, que es Dios quien adiestra nuestras manos… Nuestras batallas actuales no son como en la antigüedad; son invisibles, contra huestes espirituales de maldad, contra principados y potestades. En Él estamos seguros, es quien nos fortalece y pelea por nosotros. Nos prepara para luchar contra potestades de maldad. Su Espíritu nos guía. En Cristo tendremos la victoria y la fortaleza para ser más que vencedores. Desafío de hoy: Probablemente en este tiempo estés atravesando algún tipo de “batalla”. Te propongo en este mismo momento que, luego de elevar una adoración a Dios, comiences un tiempo de guerra espiritual, para que toda obra de maldad que se haya levantado en tu contra sea desbaratada en el nombre de Jesús. ¡Él peleará tus batallas!
- Nehemías 5:1-19 | (Leer)
- Nehemías 6:1-19 | (Leer)
- Salmos 144:1-15 | (Leer)
- Salmos 145:1-21 | (Leer)
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