Día 228: “No endurezcas tu corazón”

 “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina” (Proverbios 29:1). Recuerdo en una oportunidad ministrar a una joven la cual vino a plantearme un problema físico-emocional que la aquejaba hacían varios años. Lloraba y decía haber probado cuanto médico había, pero nadie daba con su verdadero problema. Luego de reunirme en varias ocasiones, oré a Dios y le pregunté por qué no hacía un milagro con ella, por qué una de sus hijas tenía que padecer algo semejante sin encontrar al menos un tratamiento… Y Dios en oración, me dio esta palabra que estás leyendo: “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina”. Te imaginarás que en la próxima consejería no me animaba a compartírsela, pero la llevé a que confesara y se arrepintiera de sus pecados. En ese momento confesó cosas terribles de su presente, a las que no estaba dispuesta a renunciar. Entendí en ese momento por qué Dios había dado esta palabra; y al leérsela ella se conmovió, lloró, pero no quiso cambiar. Por supuesto que no toda enfermedad tiene una raíz espiritual, pero en ocasiones puntuales, si no nos santificamos por completo, el pecado podrá traer consecuencias aun en nuestra salud. Desafío: Cada vez que la tentación toque a tu puerta, pide ayuda al Señor; no permitas que avance ni mucho menos se instale en tu vida hasta tomar el control de todo tu ser. Y si el Señor o un hermano en la fe te “reprenden”, es decir, te corrigen, no te endurezcas; sé sensible cada día de tu vida a la voz del Espíritu Santo.

  • Job 18:1-21 | (Leer)
  • Job 19:1-29 | (Leer)
  • Proverbios 29:1-27 | (Leer)
  • Proverbios 30:1-33 | (Leer)

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