“Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oyó también la casa de Faraón…
Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” Génesis 45: 2, 5.
Qué momento tan particular, y a la vez memorable, habrá vivido esa familia… ¿Puedes imaginarte el llanto a los gritos de José y el desconcierto de los hermanos? Cuando acumulamos tristezas, enojos, temas no resueltos, el dolor termina invadiendo nuestros corazones; generalmente terminamos explotando en momentos o lugares inapropiados.
Pero, al seguir leyendo, podemos visualizar a Dios en medio de todo y, sobre todo, tomando el dominio de la vida de José. ¡Qué claridad tuvo al entender que más allá de su propio dolor había un propósito eterno que debía cumplir! Y ese entendimiento lo llevó aun a consolar a aquellos que lo habían ofendido. ¿No te parece extraordinario?
Tomate un tiempo hoy para reflexionar: ¿Cómo estás reaccionando cuando las circunstancias te golpean? ¿Sos capaz de ver que todo tiene un propósito en tu vida, aun lo más doloroso que te toque vivir?
Desafío del día: Pide al Espíritu Santo que tome control de tu carácter y de tus reacciones. Y si en algún momento reaccionaste de manera desafortunada, pide perdón a Dios y a la persona que hayas afectado. Cada vez que te suceda algo que sientas que te sobrepasa, pregúntale a Jesús cómo debés de reaccionar.
- Génesis 45:1-28 | (Leer)
- Génesis 46:1-34 | (Leer)
- Mateo 23:1-28 | (Leer)
Comentarios