“Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu” (Eclesiastés 2:26) Cuando nos proponemos buscar a Dios nuestra alma se llena de Su maravillosa presencia. Solo Él es quien puede saciar nuestro ser y hacernos sentir completos. Pero las consecuencias de buscar a Dios no solo involucran nuestro corazón, sino que van más allá de lo que podamos imaginarnos. Somos seres tripartitos: cuerpo, alma y espíritu, considerando cada una de nuestras necesidades. Dios comienza a darnos sabiduría, para conocer cada día más Su voluntad por medio de las Sagradas Escrituras. También recibimos el conocimiento y la inteligencia para poder vivir una vida plena, desarrollando la capacidad de generar recursos. Dios tiene un profundo deseo de bendecir tu vida, y esto involucra tu economía también. Y cuando se desata Su prosperidad, nos permite gozarnos y disfrutar de ella con nuestros seres queridos, sin dejar de ayudar y apoyar la obra de Dios. Desafío: Te propongo que busques a Dios en oración pidiéndole la sabiduría y la ciencia que vienen solo de Él para que puedas ser prosperado en todos tus caminos. Entra en pacto por medio de tus diezmos y ofrendas, y podrás gozarte muy pronto en Zu bendición abundante.
- Job 22:1-30 | (Leer)
- Job 23:1-17 | (Leer)
- Eclesiastés 1:1-18 | (Leer)
- Eclesiastés 2:1-26 | (Leer)
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