“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” ( 1 Corintios 4:1-2). La administración es uno de nuestros talentos personales, quizás fue trasmitido por nuestros padres y sus enseñanzas hicieron mella en nosotros. No solo es una gracia sino que también se aprende y se incorpora a lo largo de la vida. Si deseamos avanzar en los caminos del Señor, deberemos ser buenos administradores de lo que nos fue delegado. La falta de disciplina, la inconstancia, el abandonar lo que se comienza, atentará contra una buena administración. Cuando llegamos al camino del Señor nos percatamos de que Él nos ha entregado dones los cuales debemos aprender a administrar. También debemos cuidar nuestro tiempo para poder cumplir con todo lo que se nos asigne. La Palabra, por otra parte, resalta la fidelidad. Una cosa es ser buen administrador, otra muy diferente es ser fiel. Yo puedo cumplir en tiempo y forma, por ejemplo, con una tarea que me han dado en mi empleo, pero quedarme con algo que no me corresponde del lugar en donde trabajo. Ser buen administrador y, a la vez, ser fiel en lo que hago, son virtudes que el Señor espera de nosotros en cada ámbito en donde nos movemos: en nuestra casa, en nuestros estudios, en una relación, en el templo. Desafio: ¿Eres fiel en todo lo que haces? Cultivá estas dos virtudes y serás hallado grato delante de los ojos del Señor.
- Isaias 6:1-13 | (Leer)
- Isaias 7:1-25 | (Leer)
- 1 Corintios 4:1-21 | (Leer)
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