“Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” ( 2 Corintios 3:2-3). Las cartas en los tiempos bíblicos eran el único recurso que tenían para comunicarse entre las personas. Cuando éramos pequeños era bastante común recibirlas o enviarlas, y generaban gran expectativa para los familiares que residían en el extranjero o amigos que escribían contándonos cómo estaban. Hoy en día quedaron casi en desuso porque contamos con muchos recursos virtuales para comunicarnos: redes sociales, emails, teléfonos… El apóstol Pablo estaba sumamente acostumbrado al uso frecuente de las cartas, las enviaba constantemente a las congregaciones para ser leídas entre todos los discípulos. Él declara que esas cartas somos cada uno de nosotros, que hemos entregado nuestra vida al Señor; allí otros pueden leer una historia de vida y de transformación por medio del amor de Cristo, y ser una inspiración a los demás para que tengan un mensaje directo y puedan entregar sus vidas a Dios. No te escondas, ni te avergüences, eres una carta que Dios desea usar en este tiempo para tu familia, vecinos, compañeros de trabajo o, tal vez, personas que trasladás en tu auto de alquiler. Muchos necesitan conocer esta historia de amor que ha transformado tu vida dándote una nueva oportunidad de volver a comenzar. Desafío: Te propongo que hoy hables sin vergüenza del amor de Cristo, que te juegues por otros y no tengas temor. huele maravillosamente bien.
- Isaías 36:1-22 | (Leer)
- Isaías 37:1-38 | (Leer)
- 2 Corintios 3:1-18 | (Leer)
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