“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” ( 2 Corintios 5:18-20). ¿Alguna vez te tocó hablar con dos personas que estaban enojadas para ayudarlas a reconciliarse: como una especie de mediador? Algunos creyentes se preguntan: ¿Cuál será mi ministerio? ¿En qué Dios me querrá usar? La Palabra de Dios dice claramente que, así como a los apóstoles, nos encargó el ministerio de la reconciliación. Más allá del don que el Señor haya depositado en ti, la tarea es reconciliar, amigar, restaurar a este mundo que está enemistado con Él. Qué maravilloso es saber que el Señor nos llamó con un gran propósito. Que no debemos callar, sino anunciar las buenas nuevas, sabiendo que Dios nos formó y nos eligió para ser luz. Hoy, en medio de un mundo corrompido, donde a lo bueno llaman malo y a lo malo bueno, debemos ser la voz de Dios y no callar. No tengamos miedo de predicar, de ser luz en medio de tanta violencia y agresividad. Nosotros somos Sus siervos y Él se gloriará en nosotros. Desafío de hoy: Haz una lista de personas apartadas o no creyentes a las cuales puedas predicar y así reconciliarlas con Jesús.
- Isaías 40:1-39 | (Leer)
- Isaías 41:1-29 | (Leer)
- 2 Corintios 5:1-21 | (Leer)
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