“Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza, mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” ( Tito 2:6-8). En este tiempo en el que los malos ejemplos abundan, en especial en los más jóvenes, ¡qué gran desafío plantea Pablo para cada uno de ellos: ser prudentes! Es importante entender que la prudencia es una virtud que conlleva discernir lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia. No todo vale, no da lo mismo hacer lo bueno que lo malo, traspasar límites incorrectos o tener una doble vida. Debemos ser ejemplo de buenas obras, obras que adoren al Señor, y llevar vidas rendidas para agradarle. Como adultos, e hijos de Dios, somos desafiados a ser ejemplo para nuestros jóvenes a través de nuestro testimonio de vida. Nosotros debemos ser los primeros en estar bajo obediencia a los mandatos del Señor, en tomar los retos que vienen de parte de Él, enseñándoles el camino a seguir, con amor y autoridad. Seamos íntegros en nuestro proceder para que las próximas generaciones acepten los desafíos de parte de Dios y le agraden con todo su corazón. Tenemos una gran tarea por delante, toda una generación por ganar. Declara con nosotros: ¡Declaramos hoy que se levanta una generación que avergüenza al adversario, que anula todo plan en nuestra contra, que con su ejemplo tapa la boca de Satanás! Una generación que no se deja doblegar, ¡que solo se rinde a los pies de Jesús!
- Ezequiel 13:1-23 | (Leer)
- Ezequiel 14:1-23 | (Leer)
- Tito 2:15 | (Leer)
Comentarios