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Día 318: “Nuestro sumo sacerdote”

  “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” ( Hebreos 8:1-2). Desde la antigüedad, los hombres erigieron un tabernáculo temporal para que la presencia de Dios se derramara, un lugar en el pudieran hacer sacrificios para redención y en el que el Señor otorgara perdón por los pecados de su pueblo. El sumo sacerdote tenía la tarea de reconciliar al pueblo con Dios. Mas con su suficiencia, el Padre, desde el amor más profundo hacia nosotros, nos ha dado la bendición más grande que pudiéramos recibir: a Jesús. Aquel que es nuestro amado Salvador y Sumo Sacerdote perfecto, quien entregó Su vida como sacrificio vivo. Hoy ya no necesitamos tabernáculos ni sacrificios, solo un corazón rendido a los pies de Jesús. Ahora Él está sentado a la diestra del trono de Dios, representando toda la autoridad y poder que le han sido delegados. Es el Sumo Sacerdote perfecto, quien ora e intercede por nosotros. Y lo más maravilloso es que Él está a tu lado y tiene Sus ojos posados en tu vida, aguardando ansioso poder escucharte y tener hoy mismo un encuentro contigo. No dejes pasar ni un solo día sin que Su maravillosa presencia te invada. Desafío: Seamos agradecidos y busquemos Su rostro, Él sigue derramando perdón y restauración sobre nuestras vidas.

  • Ezequiel 33:1-33 | (Leer)
  • Ezequiel 34:1-31 | (Leer)
  • Hebreos 8:13 | (Leer)

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