“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” ( Hebreos 12:1-2). Vivimos en este mundo, y vemos cómo el pecado está a nuestro alrededor, acechando nuestras vidas. La Palabra habla de despojarnos, es decir de renunciar, de quitarse con violencia algo. Esta debe ser nuestra actitud frente al pecado, si en verdad queremos ser como Cristo. Sabemos que el mundo está bajo el maligno, y siempre va a tratar de destruir todo lo que estemos construyendo en nuestra vida espiritual y en nuestra familia; pero si nuestra mirada está puesta en Jesús, aunque el enemigo venga contra nosotros, no temeremos y levantaremos la bandera de victoria. La vida se asemeja en cierto punto a una carrera, y la Biblia nos aconseja que corramos la carrera con paciencia. ¿Sabías que la palabra paciencia proviene del vocablo latín pati, que significa “sufrir”? Ahora entendemos por qué en ocasiones tener paciencia es sinónimo de sufrir. Esta definitivamente es una virtud del ser humano. Nos ayuda a soportar las dificultades que se nos presentan en la vida, a esperar los tiempos adecuados para cada situación y a tolerar las diferencias que tenemos con los demás. Sigamos las instrucciones: despojémonos del pecado, corramos nuestra carrera con paciencia y seremos victoriosos en Cristo Jesús.
- Ezequiel 41:1-26 | (Leer)
- Ezequiel 42:1-20 | (Leer)
- Hebreos 12:29 | (Leer)
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