“Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” ( 2 Pedro 3:8-9). Conocer a Dios es, indudablemente, la decisión más importante de nuestras vidas. En ese momento comienza en cada uno de nosotros un nuevo camino, un nuevo rumbo; y, como en todo nuevo camino que uno no conoce, van a surgir dudas, distracciones o inconvenientes que quieran desviarnos de la meta final. El Apóstol Pedro habla en su epístola acerca de que el Señor no retarda Su promesa como algunos creen, y nos alienta a estar atentos, a no desviarnos, para poder llegar al destino. No solo es importante iniciar un viaje, sino también terminarlo, y para eso hay una palabra determinante que es perseverar . Muchas personas comienzan un camino y al poco tiempo lo dejan, lo abandonan, se dejan vencer por las circunstancias y toman otros atajos que terminan siendo de tropiezo para sus vidas. Dios siempre está con los brazos abiertos esperándonos para que podamos volver a Él. Él anhela que todos se arrepientan. Desafío: emprende este viaje y persevera, pero no lo hagas solo; esfuérzate para predicar el Evangelio de Cristo.
- Oseas 9:1-17 | (Leer)
- Oseas 10:1-15 | (Leer)
- 2 Pedro 3:1-18 | (Leer)
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