“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna” ( Judas 1:20-21). Reflexionaba en este pasaje y lo comparaba con nosotros, la realidad de cómo las cosas más importantes en nuestras vidas son las que más debemos cuidar. Es tan fácil descuidar lo que tenemos asegurado. Nuestras relaciones más cercanas, familia y amigos, necesitan ser trabajadas continuamente. Este mismo concepto se aplica con nuestra fe. Estos pasajes son un llamado al compromiso, la propuesta es ejercitar como creyentes una fe inmutable, que no puede ser cambiada ni alterada por ningún factor. El cuestionamiento está en cómo permanecer en esa fe; el día a día nos muestra que cuidarla es un gran desafío. Estos versículos presentan una solución. El Espíritu Santo se coloca como el protagonista y la ayuda justa que necesita nuestra historia de vida para no estancarnos, la respuesta a cómo lograr permanecer. Nunca fue una opción caminar solos, los planes de Dios jamás estuvieron diseñados para vivir nuestra vida sin compañía. Él sabe que es imposible mantener nuestra fe si no tenemos al Espíritu Santo, y para cuidarla, debemos trabajarla. La epístola afirma “conservaos en el amor de Dios” y aclara que esto es solo posible si caminamos con Él. Desafío: Te desafío a que le entregues tu fragilidad, inconstancia y dudas; solo hace falta pedirle ayuda, y saber que con Él vamos a lograr una fidelidad extrema.
- Amos 8:1-14 | (Leer)
- Amos 9:1-15 | (Leer)
- Judas 1:1-25 | (Leer)
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