“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche” ( Apocalipsis 12:10). El enemigo viene para acusarnos delante de Dios de día y de noche por nuestros errores del pasado o del presente; también desarrolla su mayor actividad en nuestras mentes para que perdamos el propósito de nuestro peregrinaje. Nuestra voz en la conciencia nos indica que hemos hecho algo mal, pero el acusador transforma el error en una culpa interminable que puede sumergirnos en una profunda cárcel de amargura y dolor. Quizás has escuchado alguna vez que el momento más oscuro de la noche es el instante previo al amanecer, o que después de cada tormenta siempre sale el sol. En ambos casos podemos distinguir el contraste de cada situación. Momentos que describen la falta de visión y que, luego de un tiempo o proceso determinado, comienza a mostrarse el camino hacia la esperanza y la salvación. Si tu noche es tan larga que parece no tener fin, tomá la autoridad que Dios te dio para acallar la voz del enemigo que susurra palabras de culpa a tu mente y te roba la esperanza de llegar a un nuevo día. Desafío: Identifica en qué situaciones el enemigo ha llenado tu corazón de culpa, pide al Espíritu Santo que rompa las cadenas del acusador, que están atando tu mente y tu corazón, para poder disfrutar de la libertad que Dios te ha entregado.
- Sofonías 3:1-20 | (Leer)
- Apocalipsis 12:1-18 | (Leer)
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