“Y les enseñaba, diciendo: ¿No está escrito: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? Mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” Marcos 11:17
Un día Jesús estaba recorriendo el templo y vio que algo se estaba desvirtuando en ese lugar tan santo y especial para buscar a Dios. Cuando vio esto que estaba ocurriendo, exclamó: “Mi casa será llamada casa de oración”. Nuestro Señor tenía un celo vivo por las cosas del Padre. Siguiendo Su ejemplo qué bueno es, por un lado, que todos tomemos conciencia de que el templo es la casa de todos y todos amamos ese lugar tan especial que Dios nos dio.
Cuán importante entonces es poder desarrollar un celo por la casa de Dios. Si bien sabemos perfectamente que Dios no habita en un templo, pero este es el lugar donde nos congregamos, nos reunimos, compartimos con los demás hermanos y donde nuestros hijos conocen a otros desarrollando amistades para toda la vida. Por esto es nuestro deber personal cuidar esta casa y a la vez velar para que todos lo hagan. Te desafío que cuando veas alguien con una actitud contraria, lo corrijas. Cuidemos entre todos la casa del Señor.
Desafío: Debemos protegerla de otros ataques: la murmuración, las contiendas y los malos tratos afectan la casa y la familia del Señor. Todos somos parte de Su iglesia, todos tenemos el deber de trabajar para que la casa sea llamada casa de oración.
- Éxodo 27:1-46 | (Leer)
- Éxodo 28:1-22 | (Leer)
- Marcos 11:1-33 | (Leer)
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