“Y Aarón y sus hijos hicieron todas las cosas que mandó Jehová por medio de Moisés” (Levítico 8:36).
Qué gran reto es en estos días formar un hogar, y aún más desafiante formarlo con valores y principios morales como los que el Señor nos transmitió. Pero solo estos principios son los que pueden ayudarnos a formar una familia fuerte. Familias fuertes son aquellas capaces de obedecer y poner por obra la Palabra. Quiero aclarar que estos principios no han pasado de moda ni se han vuelto obsoletos, sino que son eternos; y tienen tanta vigencia como en el mismo momento en el que se escribieron para memoria de todas las generaciones.
Nuestra meta es poder formar a nuestros hijos en el temor de Dios para que ellos puedan tener un encuentro con Jesús y comiencen a transitar en sus caminos. Estas sendas llevan a la plenitud, la vida abundante y, por sobre todas las cosas, a la vida eterna. El que encontró a Jesús ha encontrado la vida verdadera.
Recuerda: Familias fuertes traen como resultado iglesias fuertes, y estas ciudades fuertes.
Desafío: Te animo, en el día de hoy, a que puedas ver en qué estado espiritual están tus hijos o los tuyos que viven bajo el mismo techo; y que los ayudes para que ninguno se quede atrás en el camino del Señor.
- Levítico 7:1-38 | (Leer)
- Levítico 8:1-36 | (Leer)
- Lucas 5:1-39 | (Leer)
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