"Cuando vayas al magistrado con tu adversario, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre al juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel" (Lucas 12:58).
La vida nos va llevando a enfrentar distintas situaciones que encierran un alto grado de conflicto. Vivimos en un mundo en el que es necesario sociabilizar todo el tiempo, en la escuela, en nuestro barrio, en los comercios, en el trabajo y en los viajes qué hacemos a diario.
Y es en medio de estas situaciones donde empiezan a generarse desencuentros con otras personas que no piensan igual que nosotros, que no nos tratan bien, que nos rechazan; lentamente se van generando heridas en el corazón; y lo que es aún peor, algunos se van transformando en adversarios o enemigos.
Las personas van guardando rencor, y esto hace que las heridas duelan y se hagan cada vez más grandes.
Jesús nos deja nuevamente una enseñanza, y nos dice que nos pongamos de acuerdo.
¿De qué manera nos podemos poner de acuerdo? Reconociendo nuestros errores y pidiendo perdón por ellos sería un muy buen comienzo. Y si luego nos damos cuenta de que somos los verdaderos culpables, hacer obra de restitución para enmendar nuestro error.
Desafío: Te desafío a que, si en la actualidad tienes algún adversario, puedas comenzar a revertir la situación, vuelve a hablarle si lo habías dejado de hacer y ten una obra generosa a su favor. Empezarás a ver un cambio, y ese cambio empieza por ti.
- Levítico 21:1-24 | (Leer)
- Levítico 22:1-33 | (Leer)
- Lucas 12:1-59 | (Leer)
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