"Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente" (Lucas 13:3).
Uno de los problemas que más observo en el ser humano, es la falta de autocrítica. Tendemos a justificar nuestros errores, a echar las culpas en otros o a mirar más el error del otro, que el nuestro. Jesús nos enseña, en esta porción de la Biblia, que no existe diferencia de pecados, sino que lo que marca la diferencia entre unos y otros es el arrepentimiento. ¡Serios problemas tiene aquel que peca y no se arrepiente! Arrepentirse implica un pedido de perdón y sobre todo un cambio de actitud. En ocasiones es hacer obra de restitución, es decir, enmendar lo que quebré, al que lastimé, al que herí.
No miremos nuestro entorno ni seamos jueces de otros, sino miremos para adentro para reconocer nuestros errores. Jesús nos da a escoger entre dos opciones, depende de nosotros si vamos a arrepentirnos. ¿Qué camino elegiremos?
Desafío: Anímate a dejar de poner la mirada en los demás. Mira en lo más profundo de tu ser. ¿Habrá algo de lo cual debas arrepentirte? No lo dejes pasar, haz obra de restitución. Hoy es el día para despojarnos de todo pecado y transformar nuestra vida, con la llenura del Espíritu Santo.
- Levítico 23:1-44 | (Leer)
- Levítico 24:1-23 | (Leer)
- Lucas 13:1-35 | (Leer)
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