"Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto" (Levítico 26:34).
Cuando hablamos de decretos, estamos diciendo que alguien con autoridad da una orden para ser cumplida. Dios nos invita a andar en ellos, no por obligación sino más bien por elección, y guardar y poner por obra sus mandatos; esa debe ser nuestra delicia. El problema de muchos creyentes es que desconocen la Palabra y, por tanto, se privan de vivir en la perfecta voluntad de Dios. Otros, conociéndola, prefieren hacer caso omiso.
Dios hace mención, a lo largo de este pasaje, de las bendiciones como consecuencia de la obediencia. Es decir, aquellos que voluntariamente deciden obedecerle, gozarán de bendiciones, de prosperidad, de paz, y del derramamiento de su presencia. Afirma también que el Señor es quien nos rescata del pecado. En Jesús está el cumplimiento de este versículo, en la cruz pagó el precio del rescate, rompió los yugos y ahora podemos disfrutar de una nueva vida. Démosle gratitud por lo que hizo por nosotros, y seamos obedientes a Su perfecta voluntad.
Desafío: Analiza cada uno de tus pasos. Si en algún punto estás desobedeciendo a lo ordenado por el Señor a través de Su Palabra, toma la firme determinación de cambiar todo mal camino que hayas elegido. Dios será fiel contigo, séle fiel a Él.
- Levítico 26:1-46 | (Leer)
- Lucas 15:1-32 | (Leer)
Comentarios