“Abrió la peña, y fluyeron aguas; corrieron por los sequedales como un río. Porque se acordó de su santa palabra dada a Abraham su siervo” ( Salmo 105: 41-42). ¿Te diste cuenta qué poco valor tiene la palabra hoy en día? Casi nadie cree en el otro por el incumplimiento de sus compromisos y promesas. No se cumplen los presupuestos, los trabajos, los horarios, esos son algunos ejemplos de lo que hablamos. Todos, seguramente, habremos pasado por la decepción de una promesa incumplida o de alguien que nos aseguró que cumpliría, pero que tristemente nos defraudó. Sin embargo hay alguien que nunca nos fallará y cumplirá todo lo que ha prometido, ese es nuestro Dios; fiel para siempre. Su Palabra afirma que Él nos responderá. Abraham recibió una palabra de Dios; aun pasado el tiempo, esperó en la palabra y esta se cumplió. Dios no cambia, nos ha dado Palabra y promesas que son inquebrantables e incuestionables, las que en Au tiempo se cumplirán. Nuestro gran desafío es saber esperar y confiar en que el Señor, a Su tiempo, todo lo hará bien. El afán y la ansiedad, en ocasiones, nos llevan a no saber esperar el tiempo de Dios. Por esta razón Eclesiastés nos dice que “todo tiene su tiempo”. Desafío de hoy: Recuerda una promesa que Dios te ha hecho. Tal vez debas hacer mucha memoria. Hoy ora recordando esta promesa y espera en Dios, Él hará. No claudiques, no bajes los brazos, ora con fe. No lo olvides: Él se acuerda de Su palabra y la cumple.
- 2 Crónicas 5:1-14 | (Leer)
- 2 Crónicas 6:1-42 | (Leer)
- Salmos 104:1-35 | (Leer)
- Salmos 105:1-45 | (Leer)
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Hay alguien que nunca nos fallará y cumplirá todo lo que ha prometido, ese es nuestro Dios; fiel para siempre. Su Palabra afirma que Él nos responderá. Abraham recibió una palabra de Dios; aun pasado el tiempo, esperó en la palabra y esta se cumplió. Dios no cambia, nos ha dado Palabra y promesas que son inquebrantables e incuestionables, las que en A su tiempo se cumplirán. Nuestro gran desafío es saber esperar y confiar en que el Señor, a Su tiempo, todo lo hará bien. El afán y la ansiedad, en ocasiones, nos llevan a no saber esperar el tiempo de Dios.
¡ALMA MIA ESPERA EN DIOS QUE AÚN HE DE ALABARLO!
ALELUYA!??