“Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres”. Deuteronomio 6.3
Debemos obedecer al Señor en todo tiempo y en toda circunstancia, aun cuando estemos en una tierra que fluye leche y miel.
Lo que hace que nos vaya bien en tiempos prósperos es la aplicación de los principios de la Palabra de Dios en nuestra vida, también en esos tiempos.
Por eso hay personas que, a pesar de haber estado en la tierra que fluye leche y miel, no les ha ido bien en la vida, porque no han cuidado de obedecer a Dios en ese tiempo.
El hecho de que en la tierra fluya leche y miel no significa que sí o sí te vaya a ir bien. El obedecer al Señor en lo que Él manda, hará que seas bendecido en todo tipo de tierra.
En tiempos prósperos muchas veces empezamos a ser sabios en nuestra propia opinión, y descuidamos lo que Dios manda obedecer.
Por eso la Palabra dice: Cuando entres a la tierra que fluye leche y miel, cuida de ponerlos por obra, es decir, no “te la creas”, y mantenete en fidelidad a mí.
También necesitamos entender que el hecho de que nos vaya bien no significa que automáticamente vayamos a multiplicarnos.
De hecho hay personas a las que hace años que les va bien y, sin embargo, nunca logran hacer una verdadera diferencia económica.
Acordate de que cuando Dios te bendice no es solamente para que te vaya bien sino, también, para que te multipliques, o sea, vivir bien pero también crecer económicamente.
El que te vaya bien, y el que te multipliques, no tiene que ver tanto con las condiciones sino con las decisiones que tomás cada día.
Al estar en la tierra que fluye leche y miel no te olvides de administrar tu economía como el Señor enseña, primero para que te vaya bien y segundo para que multipliques lo que Él te ha dado.
Yo bendigo tu vida para que puedas obedecer a Dios en todo tiempo y, sobre todo, en tiempo de abundancia puedas alejar toda soberbia y autosuficiencia.
Tomado de “Principios para el Éxito” – Pr. Daniel González
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