“Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama”. Gálatas 5.7-8
Esta palabra es para los que están estancados y para no estancarnos en el futuro.
Clave Nº1: Vencer la mentalidad de sobrevivientes
Tenemos la tendencia natural a sobrevivir, esto se hace manifiesto tanto en situaciones extremas como en las cotidianas.
Así como, frente a una situación límite, esta cualidad nos beneficia, en la vida cotidiana nos perjudica y nos juega en contra.
Frente a una situación difícil en el matrimonio, en vez de sanarnos, sobrevivimos como podemos resignando el ser felices.
Frente a una situación difícil en lo laboral, en vez de concentrarnos en progresar, ponemos nuestro esfuerzo en mantenernos a flote, sacrificando nuestro crecimiento.
Frente a una situación difícil en lo económico, vivimos tapando agujeros, en vez de desarrollarnos económicamente y, de esta manera, poder aumentar nuestros recursos. La mentalidad de sobreviviente te lleva, indefectiblemente, a la resignación y a la mediocridad, y hace que te estanques y te pierdas de vivir plenamente.
Clave Nº2: Dejar de construir podios y construir trampolines
Tanto el podio como el trampolín son plataformas. La diferencia está en que una sirve para exhibir logros y la otra para lanzarse a cosas mayores.
El que se recibe y dice “llegué” construye un podio. El que dice “comienzo un doctorado” construye un trampolín.
La persona que entra a trabajar y dice “ya está” construye un podio. El que dice “aquí comienza mi carrera laboral” construye un trampolín.
La persona que se bautiza y dice “es suficiente” construye un podio. El que dice “aquí comienza mi vida como cristiano” construye un trampolín.
No te olvides que todo lo que logramos en la vida podemos convertirlo en un podio o en un trampolín, dedicate a ser un constructor de trampolines.
Clave Nº3: Creer en el amor y en el poder de Dios
Cuando verdaderamente creés que Dios te ama y que tiene cuidado de vos, desarrollás una actitud de favorecido, y todo lo que encarás lo hacés diciendo “soy un hijo de Dios”.
Recordá que si corrías bien, pero sufriste un estorbo, esto nunca procede de Dios, ya que Él te llamó para que seas bendecido y de bendición a los demás.
Yo bendigo tu vida para que el estancamiento no se haga presente en ninguna área y puedas siempre, con la bendición de Dios, impulsarte a más cada día.
Tomado de “Principios para el Éxito” – Pr. Daniel González
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