Una voz profetica

Mardoqueo dijo que le respondieran a Ester: «No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?» (Ester 4.13–14)

El libro de Ester contiene el asombroso relato de la intervención de un desconocido israelita, Mardoqueo, para salvar al pueblo de Dios de una gran calamidad, semejante a la que ocurrió durante la terrorífica dictadura de Hitler. Por medio de un decreto real, un hombre con poder en el palacio intentaba confiscar todos los bienes y llevar a cabo el exterminio absoluto del pueblo judío. En el texto de hoy encontramos un importante ejemplo de la voz profética que debe existir frente a las injusticias de este presente siglo malo.

Debemos notar que Mardoqueo tenía una profunda convicción de que nadie escaparía de esta persecución, ni siquiera la reina Ester que era la favorita del rey. Entendía que la maldad de esas persecuciones era tal que sus protagonistas no descansarían hasta haber logrado el exterminio completo del pueblo. Por esta razón advirtió a la reina que no había lugar seguro para nadie, ni siquiera para los que moraban dentro del mismo palacio del rey.

En la comprensión que tenía Mardoqueo de la situación notamos un marcado contraste con los intentos que hace la iglesia, en muchos lugares de la tierra, por ganarse un lugar de respeto en la sociedad que garantice su existencia pacífica. En varias naciones de nuestro continente he conocido a personas que creen que hemos sido llamados a procurar de los hombres impíos leyes que nos beneficien como institución. La historia del pueblo de Dios, sin embargo, revela que el compromiso con el Señor conlleva una persecución por parte del mundo.

Mardoqueo también entendía que la reina Ester tenía una responsabilidad profética frente a la injusticia que se estaba perpetrando, el llamado a levantar la voz para denunciar lo que ofende las leyes justas y buenas de Dios. En muchas ocasiones la iglesia ha tenido un rol pasivo frente a aquello que es injusto, preocupada más bien en asegurar que la maldad no afecte su propio funcionamiento. No obstante, nuestra misión es llamar al hombre al arrepentimiento por medio de un mensaje tan claro como el de Juan el Bautista. Mardoqueo creía que el lugar que ocupaba la reina le había sido dado para cumplir esta función.

Por último, Mardoqueo poseía la fuerte convicción de que si Ester no ocupaba su lugar Dios levantaría otras voces, pues el Señor no se mantendría callado frente a la maldad. De hecho, la historia del pueblo de Dios nos provee abundantes ejemplos de esto. Cuando los que tenían que hablar no hablaron, el Señor levantó a otros que avergonzaron a los que permanecieron en silencio.

Para pensar:

Debe animar nuestros corazones saber que el Señor tiene un fuerte compromiso de revelarnos sus deseos y sentimientos. ¡Ciertamente él no callará, aunque tenga que usar piedras para decir lo que tiene que decir!

Tomado con licencia de:

Shaw, C. (2005) Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.0000

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