“Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos… Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar” ( Nehemías 4:1 y 6) ¡Qué poderoso es el libro de Nehemías, y cuántas enseñanzas espirituales nos deja! Aquí vemos una de ellas. Cuenta la Palabra de Dios que los enemigos, al ver la obra del pueblo, hicieron escarnio. El escarnio tiene que ver con burlarse de alguien para humillarlo, para menospreciar lo que es o lo que hace. En ocasiones se levantan enemigos a nuestro alrededor, que intentan una y otra vez que dejemos de edificar. O lo que es peor, se levantan seres queridos o personas que están en autoridad sobre nosotros, con este mismo sentir. ImagÍnate por un momento que el presidente de la nación, al verte trabajar, comience a humillarte y a menospreciarte a ti y tu familia. Imagínate que quien está en autoridad, al ver tu hogar o saber lo que haces en la iglesia para servir al Señor, lejos de apreciar y valorar tu trabajo, comience a burlarse de vos. Qué sentimientos de tristeza y de desánimo te invadirían, ¿verdad? Pero lejos de dejarse influenciar por lo que otros decían, el pueblo de Dios continuó edificando hasta llegar al final de una meta, ¡porque estaban animados! Qué ironía más maravillosa. Me preguntaba: ¿cuál es nuestra actitud cuando nos enfrentamos al menosprecio de otros, a la incomprensión, al escarnio? Nada debe detener la obra que Dios comenzó en nuestras vidas. La Biblia afirma que el que comenzó la buena obra en nosotros será fiel en terminarla. Pero nosotros ¿seremos fieles hasta el final?
- Nehemías 3:1-32 | (Leer)
- Nehemías 4:1-23 | (Leer)
- Salmos 142:1-7 | (Leer)
- Salmos 143:1-12 | (Leer)
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