“Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa” Marcos 3:14-19.
Jesús, desde un primer momento, comprendió que Su vida tenía un límite de tiempo en esta tierra. Solo no podría hacer la tarea, y además debía un legado para las generaciones que vendrían.
Por esta razón es que armó un equipo de trabajo; y es interesante que eligiera esta manera para crecer y trabajar; no de forma aislada, sino de manera grupal. Los llamó, en primer lugar, para que estuviesen con Él, y luego les asignó tareas. Todos tenían la misma oportunidad de estar cerca de Jesús y aprender de Él. Luego tendrían que salir a predicar, es por esta razón que les dio poder y autoridad para echar fuera demonios, y para sanar enfermedades y dolencias en Su nombre.
Sin duda alguna, es la misma tarea que hoy en día llevamos adelante como Iglesia del Señor, donde todos formamos parte de un cuerpo, un equipo, para que, siendo uno, Jesús se manifieste a través de nuestra vidas. Fuimos revestidos del mismo poder y autoridad; por tanto, prediquemos, usando las armas que Dios nos dio. ¡Las señales nos seguirán!
Desafío: No te quedes solo, desafíate a ser parte de un equipo que exalte el nombre del Señor haciendo las obras que Él hizo.
- Éxodo 11:1-10 | (Leer)
- Éxodo 12:1-51 | (Leer)
- Marcos 3:1-35 | (Leer)
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