“No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” ( Santiago 1:7-8). ¡En cuántas oportunidades quizás nos habrá sucedido comenzar algo que no logramos terminar! Pusimos todo el esfuerzo, desembolsamos cierto dinero, nos organizamos, pero luego por distintos motivos no pudimos concluir y desistimos. Esto nos sucede a todos, pero la persona de doble ánimo vive la vida de esta forma. Y qué fuerte es leer en la Palabra, que el que tiene este hábito no recibirá cosa alguna del Señor. Aquel que es de doble ánimo es alguien totalmente inestable. Generalmente es una persona inconstante en todos sus caminos. Aun su fe sufre altibajos. El que sufre de esta debilidad vive batallando en su mente con el pecado, dudando si hacer o no la voluntad de Dios. Cuántas personas viven a diario esta realidad; un día sienten algo y a la semana siguiente sienten todo lo opuesto. Un año quieren estudiar una carrera y al otro año la dejan para empezar una nueva. Una temporada aman a sus líderes, pastores y hermanos en la fe, a la semana siguiente cambian de opinión. Me preguntaba entonces, ¿qué podrá hacer quien reconoce que vive frente a este escenario? Primeramente clamar a Dios, quien le dará claridad y además lo ayudará a poder terminar todo lo que ha comenzado; pero luego esa persona debe tomar decisiones firmes, ser determinante, sin dejarse llevar por lo que siente, sino por lo que cree, por sus convicciones. Desafío: ¡Pide hoy mismo a Dios las fuerzas necesarias para no desmayar!
- Ezequiel 45:1-25 | (Leer)
- Ezequiel 46:1-24 | (Leer)
- Santiago 1:27 | (Leer)
Comentarios