1. El Método Racionalista
Este método consiste en estudiar las Escrituras bajo la óptica de la razón. Se busca entender la Palabra de Dios usando la razón humana. Este método se desarrolló en el siglo XIX cuando el pensamiento filosófico giraba en torno a la “infalibilidad de la razón”.
Se veneró el razonamiento humano, creyendo que no existía nada superior.
Si a través de un proceso lógico se llegaba al razonamiento, como resultado todo tenía que ser natural y razonable. Este método desterró todo lo sobrenatural y milagroso.
La historia del cruce del Mar Rojo (Éxodo 14), un racionalista no cree que hubo una intervención divina, sino que: “una vez cada miles de años, viene un recio viento oriental y seca parte del mar, y en ese preciso momento Israel cruzaba.” Otros alegan que: “fue durante el tiempo de la sequía y que solo habrían unos 5-10 centímetros de agua, por lo cual cruzaron en seco” (se les olvidó el resto de la historia… que los egipcios se debieron de haber ahogado en esa poco agua… también es un milagro).
Dios ha dado la razón (medio por el cual puede discurrir y juzgar) al hombre. Es esta razón (inteligencia) que distingue al hombre de los animales. Esta inteligencia debe ser iluminada por el Espíritu Santo y aplicada para el estudio de las Sagradas Escrituras.
"...estad siempre _______________, para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande _______________, de la esperanza que hay en vosotros". 1 Pedro 3:15.
2. Método Literalista
Este método cree que solo se debe de entender un texto en su forma literal. Los judíos tenían un profundo respeto por la Palabra de Dios, creyendo que aún las letras eran sagradas. Los escribas (copistas) acostumbraban contar las letras, los vocablos, los puntos, acentos, etc. creyendo que la omisión de alguna de ellas era un gran pecado.
El literalismo se basa sobre el postulado de que un texto ha de “entenderse siempre en su sentido literal”, a menos que ello sea razonablemente inadmisible, como sucede en el caso de las metáforas, las fábulas los símbolos y otras figuras de lenguaje.
Juiciosamente aplicado, se incluye en el método histórico gramatical, del que nos ocuparemos más adelante. Pero el hiperliteratismo, haciendo caso omiso de los fundamentos racionales del lenguaje, autoriza las más absurdas licencias para que el intérprete derive a su antojo conclusiones «exegéticas» de una frase, una palabra o una sola letra. Por este camino, la fantasía puede llevarle hasta extremos tan originales como ridículos.
3. Método Alegórico-Místico
Este método considera que la Biblia fue escrita en forma de alegorías (símbolos). Aquí consideran que no es el sentido evidente que da la importancia a las enseñanzas de la Biblia, sino el “místico” (escondido o espiritual).
Este método tuvo su origen en Grecia, donde los creyentes acudían a este método para interpretar cada pasaje difícil… con cierta facilidad, pero incorrecto.
Una alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen, para que pueda ser mejor entendido por la generalidad. Dibujar lo abstracto, hacer «visible» lo que solo es conceptual, obedece a una intención didáctica.
4. Método Dogmático
La palabra “dogma” viene del griego que significa “enseñanza”.
En la interpretación de los escritos Sagrados hay dogmas (enseñanzas) que son inmutables, por ejemplo: Salvación, solo en Cristo; Perdonados por la confesión de nuestros pecados a Jesucristo; Perdonar al prójimo, para ser perdonado por Dios, etc. Cambiarlas sería atentar contra la sana doctrina de la Biblia.
Pero al hablar de este método, nos referimos al espíritu rígido, inflexible con que se enseñan ciertas doctrinas bíblicas.
Se viene al estudio de la Biblia, con ideas preconcebidas. Hay áreas en la Biblia, tales como: escatología, demonología, profecía, y otros, donde no hay que ser demasiado dogmáticos.
Hay dogmas (enseñanzas) que cambian, hay teología que cambia, pero hay una cosa que nunca cambia, “El cielo y la tierra pasarán, pero mis _______________, no pasarán” (Mateo 24:35).
La iglesia Católica usa este método oficialmente, “el intérprete… siempre debe de tener a la vista lo que la Iglesia determinó sobre la interpretación de los Sagrados Libros”. (Luis Macchi en “Nociones de Sagrada Hermenéutica). “… que ninguno se atreva a interpreta… contra el sentido que ha dado la Santa Madre Iglesia…” (Concilio de Trento 1545).
5. Método Gramático-Histórico
Este es el método más útil y es el que se considera por la mayoría de los estudiantes de la Biblia.
Ya se usaba por la Iglesia de los primeros siglos y se ha usado en el transcurso del cristianismo y se conoce como el método literal (no confundir con el literalismo del que ya hemos hablado). Este reconoce las pautas, características del lenguaje, el análisis de las figuras y los modismos, no lo interpreta todo literalmente, aunque le da un sentido concreto, aun cuando el lenguaje es figurado.
Considera a la Biblia no como un relato alegórico, un mito o una leyenda, sino una narración fidedigna.
6. Método Teológico
Este método consiste en reconocer la autoridad divina de la Sagradas Escrituras y encontrar el contenido doctrinal (teológico) de ella. El elemento divino está presente en cada página de la Biblia.
Allí encontramos la naturaleza y los atributos de Dios, así como la comunión de Dios con el hombre y su deseo de salvarlo.
Este método nos da las reglas para la formulación y exposición de los grandes pilares doctrinales.
El método gramático-histórico y el método teológico de interpretación son los correctos y buscan incluir los siguientes conceptos:
- el significado de las palabras individuales.
- El contexto.
- Los pasajes paralelos.
- La analogía Bíblica.
- El propósito, el plan, y las limitaciones de cada Escritura.
- Las circunstancias históricas.
- El principio de las divisiones étnicas.
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