01) Introducción
Nos encontramos inmersos dentro de una sociedad en la que diariamente nos relacionamos con distintos tipos de personas, las cuales tienen la misma necesidad que en un momento nosotros también tuvimos, de conocer la verdad de la palabra de Dios y encontrar salvación.
Por tiempo se nos enseñó que no debíamos formar amistad con los incrédulos, y esto nos ha llevado a la insensibilidad y al alejamiento de la necesidad de las personas, mirándolas como seres impuros y despreciables. Lo único que hemos logrado es permitir que el diablo nos separe más y más de las personas que están en nuestro entorno y perder nuestro ámbito de influencia, alejándonos así de la posibilidad de ganarlos para Cristo.
Una buena amistad es normalmente intencional, nunca es accidental. Desarrollar amistad con los incrédulos requiere a menudo caminar la segunda milla, tomar algunos riesgos, moviéndonos fuera de nuestra zona de comodidad.
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