03) Cómo compartir las Buenas Noticias eficazmente
Existen muchas y variadas formas de compartir el Evangelio, y seguramente el Espíritu Santo te guiará en cada circunstancia acerca de qué estrategia utilizar. Pero si todavía no has armado tu propio método, a continuación te sugerimos una forma sencilla que puedes usar luego de compartir tu testimonio. Está extraída del material que utiliza el ministerio del evangelista Billy Graham, y que se encuentra plasmada en el tratado que hemos realizado en Renacer.
El Plan de Dios: Paz y Vida
Dios te ama y quiere que experimentes su paz y su vida. La Biblia dice:
“La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da” (Juan 14:27)
“Yo (Jesús) he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)
El Problema del hombre: La Separación
Estar en paz con Dios no es algo automático, puesto que, por naturaleza, está usted separado de Dios. La Biblia dice:
“Por cuanto todos pecaron y han sido destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
El Remedio de Dios: Jesús
El amor del Señor sirve como puente sobre el abismo que separa al hombre de Dios. Cuando Jesucristo murió en la cruz y posteriormente resucitó, pagó la deuda por nuestros pecados. La Biblia dice:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8)
La Respuesta del hombre: Aceptar a Cristo
Usted puede cruzar el puente que le hace ingresar a la familia de Dios cuando acepta a Cristo en su vida. Es decir que Jesús será el dueño, aquel que dirija y le dé propósito. La Biblia dice:
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio poder de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12)
Si Usted decide recibir a Cristo debe hacer cuatro cosas:
- ADMITIR su necesidad espiritual. “Soy pecador”.
- ARREPENTIRSE con el propósito de abandonar su pecado.
- CREER que Jesús murió en la cruz por usted.
- RECIBIR a Jesús en su corazón, y hacerlo el Señor de su vida, por medio de una oración.
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