El servicio es un alto privilegio en el reino de Dios; y tenemos la responsabilidad de desarrollarlo en la iglesia y en las células de crecimiento. Estos dones que el Señor ha puesto en nuestras vidas, son para el servcio efectivo a Dios y la iglesia.
El Señor nos ha dejado una ayuda incomparable: su Espíritu Santo. Gracias a la persona del Espíritu, contamos con un apoyo sobrenatural para nuestro diario vivir y alcanzar con su redención al mundo en tinieblas.
Junto a la compañía del Espíritu, desarrollemos todas las aptitudes de un Hombre Espiritual a medida que mengua nuestro hombre carnal.
Aplicación
La palabra de Dios nos dice que, la mies es mucha y los obreros pocos. Aún no ha cambiado esta palabra, sigue vigente. La obra es inagotable, las almas se pierden, así que tenemos que superar la pasividad, y buscar ardientemente cómo obrar y qué aptitudes adoptar ante los dones espirituales. Nosotros tenemos la posibilidad de salvar a muchos.
Los dones son repartidos a la iglesia como recursos para ser utilizado donde sea necesario ministrar el cuerpo de Cristo, y traen consigo la plenitud del poder espiritual para un servicio más eficaz;
Con ese fin, se nos llama a procurar los dones mejores (1ª Co. 12:31).
Oremos que el Espíritu Santo nos llene con su poder y plenitud para ser líderes que usen bien la Palabra de Dios y podamos encontrar los dones que se manifiestan con más frecuencias en nuestras vidas para el servicio en la célula y la Iglesia.
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